Imagino que estarás conmigo, el paladar se educa. Llevo tiempo probando de todo, y ahora como de todo, pero antes no era así… Y te cuento esto porque la filosofía de lo extraño, lo extravagante y lo rotundamente distinto que planteaba el restaurante Raro Rare en sus comienzos, ha cambiado.
Carlos Moreno Fontaneda ideó Raro Rare, su tercer restaurante (tras Bar Galleta y El Perro y la Galleta), con el planteamiento claro de tener en carta cosas que no te ibas a encontrar en prácticamente ningún otro sitio, es decir, raras y crudas. Tras unos meses de rodaje, acaba de cambiar la carta a favor del paladar del cliente, dejando de lado cosas » tan raras» como las crestas, o las ancas de rana, pero eso sí, manteniendo la filosofía cruda y semicruda.
Un restaurante al que le teníamos ganas, ubicado en una zona más céntrica imposible (en la calle Barceló, frente al metro Tribunal), con una decoración donde la madera, el mármol, los dorados y las colecciones de curiosos elementos de todo tipo, tanto heredadas de la familia como del propio Carlos, son los protagonistas, y como te decía, ahora además con nueva carta con un jefe de cocina ex-Kena, Cosmin Nicula… no necesitábamos más motivos para pasarnos por Raro Rare. Te lo contamos al detalle.
Comenzamos con un Tiradito de pescado blanco (corvina) con huevas y ponzu. Buen tiradito, la ponzu estaba para tirarse de cabeza y beberla a cucharadas, que fue precisamente lo que hicimos.
Tiradito de gambón con salsa de maracuyá, con crujiente de arroz. Original tiradito, con buen contraste de sabores y texturas, el crujiente le da el puntazo.
Atún Balfego con salsa de jalapeño. Solo tienes que ver la pinta del atún para entender que estamos hablando de buen producto, la salsa aportaba, aunque un atún así… poco necesitaba.
Salpicón de marisco con Bloody Mary y helado de tomate San Marzano. Mira que probamos cosas interesantes, pero esta peculiar versión de la típica tapa, fue de los que más nos molaron.
Rollitos rellenos de anguila, queso y cebolla, con bacalao ahumado. Aquí hay muchas cosas mezcladas, anguilas, rollitos, queso, tomate, bacalao ahumado… cada bocado, un buen boom de sabor.
Gyozas de pollo con papada de ibérico, mayo de yuzu y kumquat confitado. Otro de nuestros favoritos. Sobre una hoja de lechuga (en plan nem), en un par de bocados para pillar de todo en cada uno, y a volar.
Steak tartar ahumado con su yema, en su punto justo de picante.
Y para acabar, otro de los musts en Raro Rare, un Tataki frío de solomillo, sobre puré de boniato trufado y chimichurri.
Buena experiencia en Raro Rare, un local singular, lleno de luz, de detalles y colecciones de lo más raro, y una carta donde lo «rare» y la reinvención de las tapas clásicas es lo que manda. Imagínate cómo fue el homenaje, que no tuvimos hueco ni para un postre.
Como te decía al comienzo, no tuvimos la suerte de probar la anterior versión de Raro Rare, pero esta nueva carta donde la rareza la aportan las combinaciones de sabores, texturas y salsas diferentes que acompañan a conocidos platos nos ha gustado, y mucho. Con un ticket medio de 30 euros por persona, es un restaurante que sí o sí tenía que estar entre nuestra selección #conelmorrofino. Bravo Carlos, bravo Cosmin.
Aquí tienes la web de Raro Rare, su Facebook e Instagram.
Calle Barceló, 5.
682 050 304
Horario: Domingo a Jueves 13:00 a 1:00 – Viernes y Sábado 13:00 a 2:00.
Fotos: Gregorio González