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¿A estas alturas de diciembre y aún con el runrún de qué meter en la bodega navideña? No te preocupes si andas falto de ideas, estás abierto a sugerencias y quieres quedar de lujo en estas fiestas, o en cualquier momento del año.

Nos ponemos en marcha para traerte una decena de propuestas con las que coronarte como un auténtico Rey Mago este año, sin tener que dejarte la cartera en el intento —aunque dejaremos un par de pistas para los que quieran ir más allá—.

Tintos para que el cordero se sienta como en casa; blancos capaces de poner en danza a pescados y mariscos; algún vino de Jerez para que recurramos a la zambomba y a los aperitivos, y cómo no, un par de destellos espumosos.

Una lista de la compra que podrías convertir en tu calendario de Adviento favorito y que nos hemos encargado de seleccionar para ti, para que no tengas que complicarte en nada.

Forja do Salnés, Cos Pés 2020

Abrimos la veda con Cos Pés, un albariño singular porque ha tocado parte de su fermentación con pieles, dotándole de un bonito color naranja. Oficialmente, podremos decir que es un vino naranja, aunque mantiene la mineralidad y frescura de la uva albariño.

Fresco, ligero y de taninos suaves, con una acidez más que controlada. Un vinazo de la bodega Forjas do Salnés, que hace algunos de los mejores vinos de Rías Baixas, y con el que puedes estirar una cena de Nochebuena donde el marisco y el pescado lleven la voz cantante. Un tesoro accesible que puedes encontrar aquí mismo.

Celler Credo, Capficat, 2016

Un monovarietal de xarel·lo, uva habitual en las mezclas de cava, que desmuestra desde el Penedès que hay una vida de vinos tranquilos que no debemos perdernos. Cremoso, largo, con un punto mineral y de gran limpieza al que puedes echar el guante en este enlace.

Un blanco que en copa evoluciona y sigue sorprendiendo con un aroma repleto de fruta blanca y pizcas de fruta de hueso que puede acompañarte durante cualquier cena de Navidad, desde el picoteo de gambas y langostinos a la potencia del segundo plato.

Finca Torremilanos, Ojo Gallo 2020

Resulta imposible no subirse a la nueva ola de los rosados si entre manos tenemos a este Ojo Gallo, una de las reivindicaciones que Finca Torremilanos hace desde Ribera del Duero.

Emulando a este estilo de claretes y mezclando todo tipo de uvas para este frutal y joven vino, biodinámico para más señas, y que reúne fruta roja y jugosidad en cada trago para enamorar a los que buscan vinos fáciles de beber, versátiles y que encima sean amables al bolsillo —y que puedes hacer tuyo aquí—.

Remírez de Ganuza, Viña Coqueta 2009

Frutal, carnoso, denso y de una finísima nariz, Viña Coqueta es la prueba de que en Remírez de Ganuza nada se deja a la improvisación. Un vino potente, largo y sabroso que demuestra que en Rioja Alavesa hay algunas joyas a las que conviene no perder ojo.

Una tentación para los que buscan tintos con cuerpo pero que no renuncian a la fruta y quieren que sea la uva la que lleve el mando por encima de la madera. Un diez de vino con el que sorprender estas fiestas en la mesa o como regalo con un precio sugerente. Aquí mismo puedes hacerte con él.

Hacienda Monasterio 2019

Seguramente no tengamos el bolsillo para irnos a Pingus, pero sí para conocer de lo que es capaz Peter Sisseck con la tempranillo de Ribera. Fresco, frutal, jugoso y de una potencia equilibrada, este Hacienda Monasterio es un caramelo para los que persiguen tintos de frescura que sean capaces de marcar el paso una comida entera.

Nítido, limpio y con un punto de nervio, fruto de su juventud, es un vino para llevarse ya por palés e irlo probando año tras año para ver su evolución. Si aguantas con él en la bodega claro. La idea ya está dada, ahora queda que aquí la materialices.

Gratallops 2019

La potencia de Priorat concentrada y perfilada por un coupage interesante de predominio cariñena con el que poner en danza a este vino aromático, floral y de notable elegancia. No en vano, detrás de él está Álvaro Palacios, gran artífice de la puesta en valor de la zona.

Un lujo que es capaz de llevarse bien con el jamón ibérico —así que podrás descorcharlo prontito— o para que los asados le rindan pleitesía. Si quieres un valor seguro, déjate caer por aquí y sorprende con un tinto con carácter universal.

González Byass, Fino Dos Palmas

Abrimos la veda de Jerez para poner en marcha y arrancarnos por soleares con el fino Dos Palmas de González Byass. Un equilibrio que coquetea con el fondo del amontillado para un vinazo que será el rey de tus aperitivos allá donde le pongas: pescados, mariscos, ibéricos., y que es capaz de conquistar hasta al paladar poco ajerezado.

Es largo, redondo y tiene ese punto de salinidad que caracteriza a estos vinos pero sin ser invasivo. Una oportunidad de oro para dejarte tentar por el Marco y encontrar esta gran puerta de entrada. Aquí puedes conseguirlo.

Lustau, Cream Solera East India

Si con Dos Palmas abrimos fuego, con este Lustau Cream cerramos cualquier velada, estirando la sobremesa hacia el mundo del prepostre y de los postres cremosos. Intenso, con recuerdos de café, de cacao y de pasas, es la opción ideal para los que buscan un vino dulce que no entienda de empalagos.

Fiel a la uva pedro ximénez, que aquí se mima para dejarle un punto de frescura, este Cream es una auténtica joya con la que llenar tu bodega en este enlace y comprobar de lo que son capaces estos tesoros con los que Cádiz se regala al mundo.

Mestres, Clos Nostre Senyor Gran Reserva Brut Nature 2009

Dar más por menos es imposible, aunque es el estilo de la bodega Mestres, una cava en Sant Sadurní d’Anoia que lleva más de 700 años dando cuenta de sus espumosos, algunos de los más famosos de España.

Aromático, de burbuja fina y ligera, mineral, con ese punto de panadería que le da una larguísima crianza en bodega para crear un vino seductor, versátil y al que puedes descorchar para el aperitivo, para el primer plato o, si consigues aguantar, en el brindis final. Aquí te está esperando.

Pierre Gimonnet & Fils, Paradoxe Brut 2013

La familia Gimmonet es una de esas sagas que se han encargado de crear la grandeza de Champagne pero sin hacer ruido. Con este Paradoxe coquetean con un espumoso a base de chardonnay y pinot noir que es un homenaje al terroir, a la mineralidad a y la complejidad de una crianza con la que enamorarse de esta casa.

Ideal para mariscos, para acompañar aves asadas o para aperitivos, es la opción ideal para comprobar que puede haber champagnes no tan conocidos —dentro del gran público— por un precio que deja con la boca abierta y que tienes aquí mismo más a mano que nunca.

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Jaime

Periodista, disfrutón y buscador de lo que hay detrás de un buen plato o un buen vino. Cuando no estoy entre copas o entre platos me limito a pensar dónde será la próxima aventura.

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