Si hay una tipología de vinos que realmente no bebo, o bebía, son los vinos rosados. Rosados, claretes. Sangrados, maceraciones. Me da igual que me da lo mismo, al final todo va al mismo saco.
La cosa es que por una serie de motivos, en los que tampoco me quiero meter demasiado, estos vinos han sido prácticamente, y para que nos entendamos, los descartes de muchas bodegas. Tengo la sensación que buscando casi más al NO bebedor de vinos que otra cosa.
Primeramente, y como ya nos podemos imaginar, suelen ser vinos baratos, sin elitismos, pero con todo lo que ello conlleva, es decir, hay mucha mierda por ahí suelta. Auténticos brebajes que huelen a golosinas (eso dicen ellos), con azúcar residual (esto ya es el colmo) y toda una lista de cochinadas que me voy a callar. Al final el vino ese azul tuvo su primigenia en un vino rosado.
Segundo, para el iniciado se quedan en tierra de nadie. Ni tienen la complejidad de un tinto, ni la delicadeza de un blanco. Ni chicha, ni limoná.
Pero no, no voy a hacer una lista de los vinos rosados más guarros del mercado. Voy a hacer una lista, mi lista, con algunos de mis pepinos rosados favoritos. Bodegas artesanas recuperando estilos. Mezclando uvas tintas y blancas sin pensar en que se está pecando, y, en definitiva, haciendo vinos ricos y quitándonos las tonterías a los haters.
MICROBIO CORRECAMINOS ROSADO 2019
Si suele haber un estilo de rosado que no me gusta, son los que están elaborados con Tempranillo. A pesar de que generalizar es de cuñaos, y de cobardes, sí que tengo que reconocer mi poca afinidad con esos aromas vegetales y poco finos en la mayoría de los casos, matadme. Sin embargo esta es la excepción que confirma mis prejuicios.
94% tempranillo y un testimonial (o no) 6% de verdejo directamente desde Nieva (Segovia). Suelos de arenas y cantos rodados. Crianza en acero inoxidable para este rosado de maceración (no sangrado al uso).
Microbio Correcaminos Rosado es fresco, mineral, ligero. Mucha vivacidad en forma de rica acidez con un punto de Fresquito. Adictivo.
VIÑA TONDONIA ROSADO GRAN RESERVA 2009
Este vino ha sido durante mucho tiempo el unicornio español por excelencia. Primero porque es un rosado con unos 10 años sobre añada cuando sale al mercado, y segundo porque no había un Dios que lo encontrase. Ahora parece que los regalan y si no has puesto uno en Instagram en los últimos meses no eres nadie.
Sea como fuere el vino es un rara avis. Sin ver el color no tengo ni idea de que diría exactamente que es, ¿un blanco o un tinto?… Lo cierto es que posee todo el estilo de la casa y está muy bueno.
En este Viña Tondonia Rosado Gran Reserva te vas a encontrar maderas viejas, especias orientales, un toque bien entendido de oxidación… Fresco y concentrado. Con una pátina acerada maravillosa.
El hecho de ser un rosado es algo meramente anecdótico. Aquí lo que se bebe es el estilo López de Heredia de los pies a la cabeza. Y que no decaiga.
GOUVYAS CLARETE 2016
Permitidme incluir en este listado un clarete: rosado fruto de la mezcla de variedades tintas (55%) y blancas (45%). Este pequeño proyecto «douriense» nace de la colaboración entre Luis Suares Duarte y João Roseira de Quinta do Infantado. Se trata de un clásico field blend, donde las uvas fermentan conjuntamente, con racimo entero, en acero inoxidable.
Mucha fruta roja en sazón con una bonita paleta aromática y un punto crujiente, pero templado al mismo tiempo, en su paso por boca. Gouvyas Clarete 2016 es un vino con hechuras y personalidad. Lo difícil es encontrarlo. Lavinia ha tenido algunas botellas hasta hace poco.
YOYO VENT DEBOUT 2019
No podía faltar un rosado de «la reina del sur». Yoyo, como todos conocen a Laurence, dejó el negocio familiar en París para ocupar de lleno el trono de uno de los bastiones de la resistencia en el Rousillon, Banyuls-sur-Mer (¡todo el mundo quiere hacer vino allí ahora!)
Este vino proviene de una vieja viña de garnacha, prensado directo en inox y 6 meses en barricas usadas. Cero aditivos, por debajo de 20 mg/l de sulfuroso.
Como casi todo lo que hace esta mujer estamos ante un vino vivo y muy definido. Precisión y orfebrería. Jugoso y redondo. Altamente digestivo. Ligeros toques frutales con una parte de suelo que lo hace intrigante. Yoyo Vent Debout 2019 es sobre todo un vino muy rico que cae a velocidad luz por el gaznate.
BARRANCO OSCURO SALMONIDO 2017
Bodega mítica dentro del mundo del vino natural. Barranco Oscuro, en plena Sierra de la Contraviesa en la Alpujarra granadina. Suelos pizarrosos a 1.368 metros sobre el nivel del mar. Dicen que es el viñedo ecológico más alto de Europa.
Allí tienen de todo plantado en una labor continua de investigación y por qué no de divertimento. El viñerón también tiene derecho a pasárselo bien. Y eso es precisamente lo que desprenden sus vinos con sus divertidos nombres. Sin complejos, felicidad, vino y vida.
Barranco Oscuro Salmonido 2017 es un rosado a «contracorriente» es un 100% pinot noir que fermenta espontáneamente en inox con un día de maceración, entonces es criado durante 10 meses en barricas usadas. Pequeña oxidación buscada, sabroso, frutos rojos, licor de cereza amarga. Mineral y seco en boca, con un toque ahumado. Efectivamente estás pensando en fundírtelo con un salmón. Sin miedo.
DIDO «LA SOLUCIÓ ROSA» 2017
Venus La Universal es una de mis bodegas favoritas en una de las DO’s más olvidadas hoy en día, Montsant. Pero como siempre, todo lo que hacen aquí está por encima de zonas, su calidad habla en las calles.
Desde hace pocos años se han «lanzado» a la elaboración de un rosado, y vaya pepino nos han regalado, amigos. Coupage de Garnatxa Gris, Garnatxa Tinta, Garnatxa Blanca, Cariñena, Macabeo y Syrah. Larga fermentación de 8 meses, terminando en viejas barricas otros 14 meses en un 80% y en damajuanas el 20% restante.
Dido «La Solució Rosa» es un vino ágil, pero reposado. Complejo pero con una «bebilidad» pasmosa. Frutos secos y fruta escarchada. Flores marchitas. Diferente incluso para frikazos.
CLOS CIBONNE 2017 CUVEE PRESTIGE CAROLINE
Si hay un sitio mítico en el mundo por sus rosados este es, sin duda, la Provenza. Campos y campos de lavanda y su bucólico paisaje (esto me suena que ya lo he escrito en otra ocasión, pero me da igual) Clos Cibonne es una de sus bodegas más renombradas la cual cuenta con una historia centenaria.
Guardianes de la variedad Tibouren, autóctona de la Provenza, esta Cuvee Caroline se compone de un 90% de la misma y un 10% de garnacha. Selección especial de las mejores parcelas, concretamente aquellas que miran al puerto de Toulon. Para confinarse allí unos meses…
Crianza en barriles de 300 litros de madera nueva. Sin duda un vino para guardar. Polvoriento, amplio, huele a fresa ácida, piel de naranja y un toque de vainilla. Poderoso en sus primeros años de vida marcado por la madera, pero con una capacidad de hacerse grande fuera de toda duda. Nos dará grandes alegrías.
TORREMILANOS OJO DE GALLO 2017
Posiblemente el público general no tiene ni idea de que la Ribera del Duero es una región mítica de rosados. Más bien de claretes para ser precisos. Sin embargo, desde que el rosado tiene la fama que tiene, ganada a pulso por otro lado, hay que decir que pocas casas se han tomado realmente en serio la elaboración de calidad real de este tipo de vinos.
Como siempre, las tradiciones vuelven, convertidas en marketing en muchas ocasiones, pero separando a los niños de los hombres. Este es el caso de Torremilanos, posiblemente la mejor bodega en Aranda del Duero, y este es su tributo a los claretes de toda la vida.
Agricultura ecológica y biodinámica, al igual que el resto de vinos de la casa, para esta mezcla de tempranillo y viura, esencialmente, con aportes de otras como bobal, albillo, monastrell, malvasia…etc. Viñas muy viejas a 600 metros sobre el nivel del mar. Fermentación en hormigón que termina en barricas viejas de 225 l. Sin filtrar, clarificar ni sulfitar.
Ojo de Gallo 2017 tiene una intensa pero elegante fruta roja y un sinfín de hierbas aromáticas. Complejo, no huele a lechazo de milagro. Carnoso, y con una acidez refrescante que lo hace tremendamente versátil. Cierra con un deje mineral propio de los suelos arcillo calcáreos de la zona y claro está, de los grandes vinos.
Foto de portada: Unsplash