Desde un tiempo hasta hoy se han abierto locales en Madrid en los que, además de cuidar mucho su cocina, han buscado un espacio diferente y llamativo para ubicar su proyecto. Son muchos los que destacan por su decoración moderna y atractiva, pero son pocos aquellos que te dejan impresionado nada más entrar porque son mucho más de lo que parecen desde la calle.
Esta semana os traemos un descubrimiento que nos ha sorprendido gratamente, primero porque cumple eso de que en su interior hay mucho más de lo que parece, y segundo porque su cocina mantiene e incluso supera el nivel que esperábamos al entrar: os presentamos La Contraseña.
Desde afuera, este local puede parecer pequeño, pues lo primero que se aprecia es una barra clásica de bar con algunas banquetas, donde puedes tomarte unas cañas, pizzas de autor e incluso algo de carta si está abierto el restaurante. De allí sale un pasillo que te conduce a no sabes dónde, y si sigues ese pasillo y te adentras en el local, descubres un lugar diferente, amplio, lleno de detalles y diferentes ambientes, algo que sorprende.
La contraseña posee tres espacios diferentes, diseñados para vivir en ellos experiencias gastronómicas distintas: un primer espacio más urbano, con decoración de viajes, más íntimo y relajado, parece que estés comiendo en el Rick’s Café de Casablanca; a continuación un espacio abierto y con mucha luz natural (nos encantó), con plantas y mobiliario reciclado que pretende imitar un patio colonial, parece que estés en Cartagena de indias; y finalmente, un tercer espacio con un estilo más neoyorkino, que invita a tomarse un café y unas copas.
Como último, y antes de pasar a lo que nos interesa, os contamos un secreto, y es que en La Contraseña tienen una zona reservada a la que sólo se puede acceder previo aviso y con un mínimo de comensales. Está situado en el piso inferior, es una zona VIP a la que no todo el mundo puede acceder y como podéis ver en la foto, está ambientada como si fuese el interior de una caja fuerte. Nosotros pudimos entrar, aunque solo pudimos fotografiar la puerta, ya que se trata de un lugar exclusivo, pero accesible económicamente para cualquier bolsillo que quiera hacer una celebración diferente. Por dentro… es una sorpresa detrás de otra.
En La Contraseña se puede comer de menú diario, pero también podéis pedir de carta, que la cambian cada cuatro meses, aunque ya os avisamos de que hay tantas cosas y todas tan apetecibles, que no vais a saber por dónde tirar. Ellos saben muy bien lo que se hacen, así que si sois com nosotros dejaos recomendar y seguro que aciertan.
Nosotros comenzamos con un aperitivo, un vasito de Caldo de cocido calentito, que nos vino muy bien (porque aún no había entrado el calor que tenemos esta semana), ya sabéis que nos gusta mucho que tengan estos detalles con los clientes.
Y antes de empezar lo bueno, dos copitas de vino de la carta que tienen, muy completa.
Para empezar con los platos, un primer entrante, Rollitos crujientes de Capón gallego: crujientes y nada aceitosos, sabrosos y con verduras por dentro, estaban deliciosos mojados en la salsita que los acompañaba.
Después, unas Croquetas de Carabinero con salsa Criolla: sabor a carabinero muy presente y conseguido, pero suaves en el fondo, unas croquetas que no cansaban y de las que nos habríamos comido otra ración, seguramente.
Pasamos a los platos principales, en primer lugar, uno aparentemente sencillo pero que aún ahora escribiendo estas líneas, me hacen salivar, Confit de pato con puré de pera y jengibre. El pato estaba tan bien cocinado y tan rico que aunque el acompañamiento le venía muy bien, no le hacía ninguna falta, nos lo habríamos comido así, tal cual.
El otro plato nos sorprendió más aún, un Tartar de pez mantequilla con aceite de trufa, acompañado de algas Wakame. Os he de reconocer que la trufa es mi perdición, pero es que en este plato fue todo un acierto. Es verdad que normalmente el pez mantequilla no tiene mucho sabor, pero la mezcla de la textura de este pescado, con el sabor del aceite de trufa y las algas wakame en uno de los panes tostados… eso es «bocatto di cardinale», os lo aseguro.
El postre que escogimos de entre todos los de la tarta, fue una Cremoso de chocolate y avellanas, que está acompañado de (¡ojo!) kikos con aceite de oliva. ¿Cómo os quedáis? Una mezcla aparentemente poco acertada, que una vez te la llevas a la boca descubres que estás probando algo riquísimo y totalmente distinto. Hacía tiempo que no probábamos un postre tan arriesgado y acertado al mismo tiempo, un 10.
Comer en La Contraseña te puede salir por alrededor de 35 euros, un precio que en relación con la calidad y el lugar es muy equilibrado, porque sales de allí bastante satisfecho.
Os dejamos com sus Web y su Facebook para que los encontréis facilmente, y sus datos de contacto:
C/Ponzano, 6
91 172 63 78
PD: cuando vayáis por allí, decidles que los habéis conocido a través del post que hemos publicado, y nos estaréis echando un cable para que los locales sigan confiando en nuestro trabajo. ¡Gracias!
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