La calle Ponzano, ya de por sí tenía suficientes propuestas gastronómicas interesantes como para mudarse a vivir allí, y si a eso le sumas la llegada de Sasha Boom, el último hit del Francois Poplawsky y el chef Jaime Renedo (ex Asiana, Pink Monkey), no nos queda otra, vamos a tener que ir mirando muy seriamente pisos en esta calle.
Creo que estos máquinas han dado en el clavo con Sasha Boom, cocina del sudeste asiático, con influencias mexicanas y peruanas, en una carta llena de propuestas para comer con las manos, cuchara o palillos (poco tenedor y cuchillo), para empaparte de esa mezcla de sabores, de culturas, de picantes (tailandeses, peruanos…), de texturas, y sobre todo, y lo más importante al final, para pasarlo bien y comer platos que pueden parecer a priori muy parecidos a otros tantos restaurantes de cocina fusión, pero son diferentes. Como ellos dicen… «Same same, but different«.
Os contamos lo que pedimos en esta primera visita, la primera de una serie que promete ser grande.
Empezamos con dos cócteles, una de las especialidades de Sasha Boom. Un Banzai, con base de tequila, sirope de albahaca y chile thai, y un poquito de jengibre (cuidado con los no tolerantes al picante), y un Ananas Sour, con whisky, piña, un toque de hierbabuena y licor de café.
Y pasamos a la carta, como ellos mismos dicen, de esencia Asian Craft Food, con dos Kimuchi, zamburiñas bañadas en la salsa, hecha con coles fermentadas, chili y lemon grass… buena dosis de potencia cítrica para comenzar. Y con dos unidades de Mejillones Nam Jim, con leche de tigre de ají amarillo, con el mejillón adornado con el picante “nam Jim” y un crujiente por encima, buen punch de picante para ir abirendo boca.
Pasamos al Ceviche Thai de Salmón, con un pesto de cilantro y galanga, fire cracker, tamarillo y kumquat, que le aportaba un extra de ácido al plato, ya poderoso de inicio, que nos enganchó.
Sashimi de vieiras, con Nam prik (picante tailandés), un preparado de camarones, pepino y langostino, y todo esto bañado con un gazpacho de chiles, melón y lemon grass. Uno de los platos que más nos gustó de la comida, texturas, potencia, picante perfecto.
Baos de cangrejo (fuera de carta), el famoso Bao, pero esta vez con una buena ración de cangrejo de concha blanda. Un ligero punto picante (como casi toda su carta), y el contraste de la suavidad del bao con el crujiente del cangrejo en boca, interesante.
Dim Sum de cangrejo y pollo, la típica masa de pasta de arroz, rellena de un colágeno de caldo… ¿cómo, cangrejo y pollo?, sí… eso mismo, y por encima cebollita y nam prik. De un bocado, para que no chorree. Explosión de sabor y ganas de más.
Y como quedaban por venir dos currys, nos fuimos a por un cóctel fresquísimo, un Exotic Framboise, con frambuesa, mango, coco y piña, para paliar los azotes que estaban por venir (que luego resultaron no ser tan fuertes).
Dumplings de carabinero, bañados en curry rojo thay, hecho con el jugo de las cabezas de los señores carabineros, y digo señores porque vaya saborazo tenía este curry, para tirarse de cabeza, o rebañarlo entero, que en este caso fue lo que hicimos.
Curry verde thai, con base de aguacate y albahaca, y en su interior carrillera ibérica y berenjenas. Para nosotros, otro de los musts en esta primera (repetiremos seguro) visita a Sasha Boom.
Mochi Casero de mango, tamarindo y chile, con sorbete de coco y lima, mango lassi, bizcocho de té y yogur. Sí, todo eso llevaba. Los dulces y los cítricos conjugaban perfectos para acabar una comida redonda.
Experiencia super recomendable la de Sasha Boom. El de Jaime Renedo y su equipo es un ejercicio de fusión de sabores y raíces asiáticas y latinas muy currado, donde comer pidiendo de carta sale a un ticket por persona que ronda los 30-35 euros, y también tienen dos opciones de menú degustación, el corto por 37 euros y el largo, 65 euros. Recomendación, no te vayas por la noche a por el largo, que es una barbaridad de largo.
Aquí os dejamos su web, Facebook e Instagram:
http://restaurantesashaboom.com/
Calle Raimundo Fernández Villaverde, 26
Fotos: Gregorio González
PD. Y ya sabes, si te acercas dile a Francois que eres uno de los nuestros… te tratará como el buen morro fino que eres.