Aunque, como bien sabes, solemos estar muy pendientes de las novedades madrileñas, esta semana no te vamos a descubrir nada nuevo. Pero si vamos a recomendarte que si aún no te has pasado por el restaurante Lana, no tardes en hacerlo, porque el homenaje que nos pegamos la semana pasada, fue de esos que no se olvidan fácilmente.
Por ponerte un poco en contexto, y por si no conoces este proyecto, debes saber que estamos hablando de un restaurante ubicado en la conocidísima calle Ponzano, con un Sol Repsol, y que este mismo año ha sido elegido como el 9º mejor restaurante de carne del mundo, según la Organización World Best Steak Restaurants. Eso es. Casi nada.
Los responsables de Lana son los hermanos Martín y Joaquín Narváiz, argentinos y enamorados de la perfección. El primero es el responsable de la selección del producto, y el segundo se encarga de la bodega con más de 800 referencias, trabajando una selección de vinos argentinos realmente espectacular.
En la carta del restaurante Lana mandan las brasas y el producto. Y así se distribuyen en una lista de Entrantes: Empanada de vacío, Croquetas de cordero lechal, Tartar de chuleta, o Molleja de ternera; Carnes a la brasa de diferentes maduraciones (las indudables estrellas de la carta, que podrás ver nada más entrar en el restaurante): Ojo de bife, Bife de chorizo, Chuletas nacionales; Guisos; y Verduras a la brasa (guarniciones). Ya mismo te contamos lo que pedimos en esta primera (de muchas) visita a Lana.
Empezamos con un Pan de masa madre (elaborado con harina de trigo gallego caaveiro) con mantequilla en el centro, acompañado de un paté y salsa chimichurri, con un La Oveja (Santa Julia) Blanco Natural.
Después, Tapa de cuadril de buey madurada. Empezamos fuerte, pues solo por este entrante ya merece la pena ir a Lana. La textura de esta carne es algo único, que no habíamos probado, con ese acabado, hasta ahora en Madrid.
Seguíamos con el pulso acelerado tras el anterior entrante, y entonces llegó la mejor empanada que hemos probado en los últimos años, la Empanada de vacío a la brasa cortada a cuchillo, acompañada de un vinazo argentino, Chardonnay El Enemigo 2020.
La Croqueta de cordero lechal a la brasa, también merece una mención de honor dentro de la carta del restaurante Lana. Al igual que el Steak Tartar de chuleta (son parte alta y baja) selección Lana, con un aliño muy sutil, que para nada entorpece el espectacular sabor de la carne. Debajo, patatas fritas en grasa vacuna. Lo de Lana es un hit tras otro. No hay fallo.
Y entonces, llegó otro bocado épico. Las Mollejas (a la parrilla) de ternera maduradas con caviar. La sirven en tres trozos, cada uno con diferente textura, y encima de la más grande ponen una buena ración de caviar Caspian Pearl. Es un manjar de Dioses.
Y entonces llega el momento en que te ofrecen un cuchillo, y ya sabes que lo siguiente es la carne. En este caso, elegimos un Ojo de bife (corte argentino). De nuevo, y a pesar de ser repetitivo, tengo que decir que es una de las mejores carnes que he probado nunca. Además, la guarnición, los Pimientos Palermo con pilpil de su jugo, y el vino, un Weinert (Cabernet Sauvignon 2012) eran los escuderos perfectos para un disfrute irrepetible.
De postres, pedimos dos, y como era de esperar ninguno bajó el brutal nivel de toda la comida en Lana. El Flan de huevo con leche de oveja, con dulce de leche casero, y una grandísima Tarta de chocolate (cuentan que hicieron más de 30 pruebas hasta que dieron con esta receta), fin de fiesta perfecto.
En el restaurante Lana cada bocado, y cada trago, llega a emocionar. Esto es realmente complicado, pero los hermanos Narváiz lo consiguen en este templo. Y es que pocas experiencias recordamos en las que hayamos disfrutado a tan alto nivel. El concepto de alta gastronomía, ligado a la brasa, y a la excelencia en el cuidado del producto, hacen que comer en Lana sea como ir a Disney World para los que disfrutamos de la gastronomía. No hay notas en falso, desde el comienzo hasta el final.
En este epílogo solemos recalcar los platos que más nos han gustado, en este caso no podemos hacer otra cosa sino recomendarte todos y cada uno, junto con los vinos que nos puso Joaquín. Con un ticket medio que rondará los 120-130 euros/persona (a nosotros se nos subió algo más con los vinos, el caviar…), se trata de una experiencia realmente única en Madrid, que si te gusta no solo la carne, sino las cosas hechas a la perfección, tienes que vivir. Ojo, lo de reservar está muy complicado, así que hazlo con tiempo.
Aquí tienes la web del restaurante Lana, y aquí puedes seguirles en Instagram.
C/ Ponzano, 59.