Con la de aperturas que se registran cada semana en Madrid, cada vez es más complicado elegir dónde comer. La buena noticia es que, como bien sabes por aquí estamos para filtrar, y elegir por ti el restaurante de cada semana. Hoy le toca el turno a Adaly.
En este pequeño restaurante, inaugurado en octubre del 2022, el joven chef Eduardo Guerrero, con 5 años de experiencia en El Bohío (1*Michelin en Illescas), y su padre Julio Guerrero en sala, apuestan por un recetario donde la tradición es quien domina, eso sí, muy bien acompañada por producto de excelente calidad, y con algunos guiños al continente asiático.
En la carta de Adaly, bastante corta por cierto, te vas a encontrar en primer lugar con su Degustación de Snacks (imprescindibles, luego te contamos); Entrantes como su Canelón de cocido, la Alcachofa confitada, o el Bao de perdiz y foie; Del Mar, Corvina, Bacalao o Lubina en escabeche; De Tierra, Cordero, Pichón, Pluma…; y por último Algo Dulce, desde ya te avisamos que tienes que dejar hueco para el postre.
Viendo el pintón que tenía todo sobre el papel estuvimos tentados de pedir a la carta, pero finalmente optamos en esta primera visita por su Menú Degustación, 70 euros/persona, que pasamos a contarte plato a plato. Toma nota.
Empezamos con el aperitivo, que sirven siempre a todos los clientes, un Chawanmushi (flan salado japonés) que evoca, muy bien por cierto, el auténtico sabor de una sopa de ajo.
Y después, su Degustación de snacks, Panipuri de boletus con champiñón laminado, Buñuelo de queso manchego con mermelada de cebolla, y un Crujiente de oreja de cerdo con kimchi y anguila ahumada, el último, el mejor de todos, el Pan chino relleno de mejillón. Esta degustación, además de en el menú degustación, también se puede pedir en carta, a 10 euros. Un regalo.
Le sigue un Canelón (en pasta wantun), elaborado con las carnes del cocido, cubierta con velouté del caldo de cocido y reducción de los huesos, y viene acompañado de un pequeño vaso con un sabrosísimo caldo de cocido.
Después, y estando aún en temporada, la Alcachofa confitada con escabeche untuoso de Jerez, crema de alcachofa y tartar de jamón ibérico. Muy correcta, aunque posiblemente lo menos reseñable del menú en Adaly.
El pescado, una maravillosa Corvina (madurada durante semana y media) acabada al carbón, con su piel crujiente, con salsa de pollo al ajillo, crema de coliflor, crujiente de tapoica y brotes de ajo. El pescado está en su punto exacto, la piel crujiente para comerse 100.
Acabamos con la parte salada con un Pichón madurado en dos texturas (la pata en escabeche), con rosa manchega rellena de parfait hecho con las vísceras del ave, y crema de orejón. Sin duda, uno de los mejores pichones que hemos probado.
Con el pre-postre y postre, el nivel no solo no baja en el restaurante Adaly, sino que se mantiene o incluso sube. El pre-postre es un Sorbete de mango sobre crema de maracuyá y chocolate blanco, y un riquísimo merengue al tomillo limonero. El postre final, su versión de la Tarta de Santiago, acompañado de helado de yogur. Ambos helados son elaborados por ellos mismos, y están de muerte con el resto de elaboraciones de cada postre.
En el restaurante Adaly cumplen lo que prometen. Eduardo y Julio, padre e hijo, le ponen mucho cariño al proyecto, y esto se nota de principio a fin en su interesante propuesta. Una cocina tradicional revisada, sólida, creativa en algunos aspectos, que tiene como prioridad el respeto por el producto, y una sala que se empeña en hacerte sentir como en casa. Este menú degustación tiene un precio de 70 euros/persona (sin bebidas), y esconde verdaderas joyas, como su Degustación de snacks (el Pan chino relleno de mejillón es brutal), su Canelón de cocido, o su Pichón en dos texturas (excelente). Nos vamos contentos, y sobre todo, con ganas de volver a probar más platos de su carta. No hay mejor señal de que les va a ir bien.
Aquí tienes la web de Adaly, y también les puedes seguir en Instagram.
C/ Claudio Coello, 122.