Con el invierno a la vuelta de la esquina, y las bajas temperaturas ya aposentadas en el día a día desde hace semanas, nuestros cuerpos piden a gritos platos de invierno, que nos permitan templarnos un poquito y restablecernos del frío polar. Un deseo que, como dice Francis Paniego, chef del restaurante Echaurren (2 Estrellas Michelin), es absolutamente lógico. “Se trata de una reacción de auto defensa natural, algo caliente en invierno, de igual manera que en verano el cuerpo nos pide ensaladas y platos fríos”.
Lo importante, por otra parte, es tener claro que los platos de invierno, contundentes y que reconforten, no tienen que ser exageradamente calóricos. Nuestras necesidades nutricionales, como explica Lina Robles, dietista-nutricionista del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela, “son iguales siempre, en cualquier estación del año. Lo que cambian son las formas de preparar los alimentos. En verano, por ejemplo, necesitamos tomar platos fríos y refrescantes, como los gazpachos y las ensaladas; mientras que en invierno, la necesidad es comer caliente, y cambiamos las ensaladas y gazpachos por verduras en puré, en cremas, en sopas, etc. Si analizamos la dieta, la base es la misma y seguimos cumpliendo el patrón: verdura/ensalada, proteína, hidrato de carbono y legumbres”. Estos son, efectivamente, los macronutrientes indispensables en una dieta saludable.
Los platos de invierno, deben reconfortar, pero no deben ser exageradamente calóricos. Clic para tuitear
Apunta la lista que te damos de los mejores platos de invierno, no solo en España, sino en todo el mundo. Pero antes, toma nota del apunte de la experta Robles: “El concepto de legumbre suele ser la de cocinada con chorizo, tocino, morcilla… y no tiene por qué ser así. En vez de tomar una fabada que nos aporta demasiada grasa podemos tomar unas alubias con almejas, que es un plato caliente, apetece en invierno y es bajo en grasas”. Es decir, siempre que puedas intenta aligerar las recetas tradicionales para no excederte con las grasas. Y ahora, saca buen provecho de estos platos de invierno que te sugerimos.
Tortellini in brodo. Tortellini hervidos en caldo de carne, y servidos como si fuera una sopa. Una receta típica de Bologna (Italia), sana, sencilla y que cumple su misión. “En general las elaboraciones que contengan ingredientes de absorción lenta como los hidratos de carbono nos vendrán muy bien. Por eso se dice que los guisos de legumbres, los arroces caldosos, y las sopas de pasta son perfectos para los meses de frío”, cuenta Francis Paniego para quien los platos de invierno son, sencillamente, una delicia.
Gulash húngaro. Uno de los platos más antiguos del imperio austrohúngaro elaborado en su origen con carne, cebolla y manteca. Hoy se le añade tomate, patatas y muchas especias que son, por cierto, un buen recurso en la cocina si lo que queremos es calentarnos. “Hay varias especias que ayudan a subir la temperatura corporal, como el jengibre, la canela, la cúrcuma o el cardamomo”, comenta el chef Nacho Chicharro, del restaurante Tatel.
Lentejas. Con jamoncito, tocino y chorizo, o bien en su versión vegetariana y más saludable, solo con verduras. “Las lentejas con arroz es, junto con las sopas de ajo que tantas veces ha preparado mi abuela y el caldo del cocido bebido en taza grande el día de después, uno de mis platos de invierno favoritos, quizás porque me evoca, además, recuerdos de las comidas en familia”, cuenta Chicharro. Y es que, en esto de sentirnos reconfortados con la comida, también entran en acción las vivencias del pasado. “Aquellos momentos de nuestra infancia en los que nuestra madre nos haya resuelto la necesidad de calentarnos con un determinado plato harán que dicha receta haya quedado grabada en nuestra memoria, y ya será difícil que ningún otro pueda ser mejor a pesar de que esté probado científicamente”, dice Paniego. Su recuerdo de niño, por cierto: el puré de verdura con picatostes como el mejor remedio para esos días de mucho frío.
Callos con garbanzos. O el ejemplo de que no solo de sopitas vive el buen gastrónomo en invierno, tal y como señala Francis Paniego. “El recetario tradicional es rico en elaboraciones de platos adecuados para mitigar los rigores del invierno. Los callos con garbanzos de Asturias son un ejemplo, o los guisos de bacalao”, enumera el chef de Echaurren.
Sopa de ajo. Pan, ajo, aceite, agua y pimentón en su versión sencilla. Con jamón y huevo para quienes demanden algo más contundente. Como ves, no hace falta nada rebuscado para entrar en calor. Y es que, ya lo dice la sabiduría popular: Siete virtudes tiene la sopa, quita el hambre, sed da poca, hace dormir y digerir, nunca enfada, siempre agrada, y pone la cara colorada.
Pasatelli. Huevo, pan rallado, queso Parmigiano Reggiano, nuez moscada y ralladura de cáscara de limón. Con todo esto se hace una pasta con forma de fideos gruesos que se hierven en un caldo de carne. Es uno de los platos de invierno (y de Navidad, en concreto) más típicos de la zona sur de la región Italiana de Emilia-Romagna. ¿Te animas a probarla?
Arroz caldoso. Sabrosísimo, pero sobre todo, proporciona los hidratos de carbono que necesitamos en estos días fríos. Se puede preparar de mil formas: con carne, conejo, marisco, pescado… O vegetariano. Por cierto, que aunque no lo creas, un buen plato de verduritas es también una magnífica opción. “A diferencia de las hortalizas de verano, las hortalizas de invierno como la coliflor, el cardo y las alcachofas, son más ricas en fibra, lo que hace que su digestión sea un poco más lenta. Estas verduras te permiten entrar en calor y cuidarse un poco”, afirma Paniego.
Las hortalizas de invierno son más ricas en fibra, y su digestión es un poco más lenta. Clic para tuitear
Pozole mexicano. También en México saben lo que es un plato reconfortante, en este caso, con una sopa que ya existía en la época de Moctezuma. Apunta: maíz cacahuazintle, careta de cerdo, cilantro, orégano, calabacín, zanahoria, cebolla, ajo, rabanito y chile rojo; acompañada de tortillas con crema fresca. Una tradición mexicana que, sí o sí, has de probar en algún momento.
Patatas a la riojana. Modestia pura elevada al cuadrado con un sabor exquisito y una agradable sensación en el cuerpo de quedarse culinariamente satisfecho. Así podríamos presentar este plato famoso por tres ingredientes fundamentales: chorizo, pimientos choriceros y guindilla. Amén de las patatas, por supuesto. El picante, por cierto, es, como dice Francis Paniego, “otro de esos trucos magníficos que nos hace entrar en calor casi de manera instantánea. En mi tierra, La Rioja, tenemos además un picante que se conoce popularmente como alegría riojana. Un tipo de guindilla roja, pequeña, menuda, de piel fina, pero que aporta según la dosis que añadamos al guiso, un picante redondo, elegante y profundo. Una maravilla”.
El picante es otro de esos trucos magníficos que nos hace entrar en calor al instante. Clic para tuitear
Sopa de cebolla. La Soupe d’oignons aux Halles, a base de cebolla dorada en mantequilla, es muy preciada en la cocina francesa durante los meses de invierno. Era un plato muy humilde en la época de la Revolución Francesa, pero hoy es todo un manjar por el que apuesta Nacho Chicharro, de Tatel. “Se sirve muy, muy caliente, recién sacada del horno, donde se gratina en el último momento con una rebanada de pan con queso rallado que se coloca en cada cuenco. Mi truco es sazonarla y potenciar su sabor con jengibre en polvo que aún nos ayudará más a subir la temperatura corporal”.
Potaje de berros canario. En la gastronomía isleña se echaba mano de platos consistentes como este para que los pescadores pudieran soportar largas jornadas en alta mar o bien reponerse después de una de ellas. El potaje canario acepta casi de todo, pero este, en concreto, lleva berros, judías pintas, papa, piña de maíz, algún tipo de carne, cebolla, tomate, ajo, pimiento verde, azafrán, y hasta queso curado. Eso sí, olvídate de pedir un segundo plato.
Bouillabaisse. Los inviernos en la zona de la Provenza francesa, concretamente en Marsella, se sobrellevan mejor gracias a esta sopa que se hacía, inicialmente, con los pescados de roca capturados que no tenían mucha salida comercial. Hoy se elabora con cualquier tipo de pescado, verduras y pan. Muy sabrosa y, para nada, tan humilde como lo fue en sus orígenes. En algunos sitios la sirven, incluso, con marisco.
Sopa miso. Rápida en su elaboración, sencilla en sus ingredientes, y nutricionalmente completa. La sopa que mejor conocemos de la cocina japonesa solo necesita miso, caldo dashi, alga wakame y cebollino. Luego, según el gusto del consumidor, acepta zanahoria, salsa de soja, tofu o incluso setas. Tú eliges, pero sea cual sea la opción, te aseguramos que reconforta.
La sopa miso es rápida en elaboración, sencilla en ingredientes, y nutricionalmente completa. Clic para tuitear
Estofado irlandés. Se podría decir que es el plato nacional por excelencia, y el que los irlandeses prefieren para celebrar su tan honrado San Patricio, el 17 de marzo. ¿Ingredientes? Cordero, patatas, perejil, cebolla, zanahoria y hasta los más atrevidos echan, ¡cómo no! un buen chorro de cerveza.
Cocido madrileño. Sobran las palabras para hablar del plato castizo invernal. Pero cuidado con pasarse. “Podemos desgrasarlo y tomarlo sin que el aporte calórico sea elevado. Y podemos tomar la sopa (desgrasada previamente) con fideos, los garbanzos, la verdura, la patata, la carne y el pollo”, aconseja Lina Robles. ¿Y el tocino, la morcilla, y el chorizo? “Lo podemos tomar en una pequeña cantidad algún día puntual”, sugiere la experta. Una lástima, sí, pero siendo realistas, con los dos primeros vuelcos es probable que ya vayas casi servido.
Sopa de cerveza. “Una buena sopa calentita o un caldo siempre nos ayuda a subir la temperatura corporal” dice Chicharro quien recuerda que si además añadimos una parte grasa o proteica aún nos ayudará más”. Otra sugerencia, esta vez proveniente de los países nórdicos y los de Centroeuropa, es esta sopa de cerveza con queso. Sorprendente, y muy buena.
Glühwein. Y para ser justos, no podemos hablar solo de propuestas culinarias que se sirven con cuchara o tenedor, porque también las hay que se beben, como este vino caliente especiado, tradicional en Alemania, y muy, muy típico durante los últimos meses del año. Tal vez no acabes de acostumbrarte a su sabor, lo sabemos; pero una tacita de un buen Glühwein despertará todos los sentidos y subirá la temperatura de tu termostato interior. Y, al fin y al cabo, se trata de eso, ¿no?
Foto de portada: Unsplash.
México…America del Norte..
Editado el texto, gracias Enrique.