Hablar del pequeño (pequeñísimo) proyecto que te recomendamos esta semana, es hablar de Liévana Moreno, una chef venezolana formada en Le Cordon Bleu, quien tras algunos años de experiencia en restaurantes del calibre de DStage (donde conoció a su compañero de cocina, Octavio Junior Capolingua), o El Invernadero, ambos con estrellas Michelin, decidió abrir un local donde la gente se sintiera como en casa, y pudiera no solo disfrutar de un buen café, sino también de una pequeña batería de recetas del mundo, todas ellas elaboradas con el mejor de los ingredientes, el mimo. Te hablamos de Paprika.
Aquí te vas a encontrar una oferta algo ecléctica, pues no es una cafetería, pero tampoco un restaurante. Por la mañana ofrecen desayunos, tostas, brunch y repostería casera acompañada de café de especialidad, y al mediodía una cocina que se podría denominar fusión, pues conjuga recetas e ingredientes asiáticos, con toques latinos, y por supuesto, también españoles. Un poco de aquí y de allá en una carta super corta divida en Entrantes, Primeros, Platazos, y Postres, con apenas 3-4 referencias en cada sección.
Volvemos a sentir que queremos uno de cada, pero había que elegir, así que ya mismo te contamos lo que comimos en Paprika.
Empezamos con un aperitivo de Pan carasau, con hummus de ajo negro, brotes de cebolla, granada, aceite de vainilla y pimentón ahumado, acompañado de dos de sus especialidades (no dejes de pedirlas), su Limonada con jengibre fresco, y su Agua de flor de Jamaica.
Después, unos Buns de crema de boletus y trufa. Allí preparan desde la masa, hasta por supuesto la suave crema elaborada como chawanmushi al vapor. Ojo, solamente los tienen disponibles jueves y sábados.
Después, un sandwich que nos noqueó. El Sandwich de Pastrami. Pan de hogaza de masa madre, pastrami (hecho por ellos, por supuesto), con mojo de cilantro, queso, hojas verdes y pepinillos encurtidos. Una auténtica pasada, si te gusta el pastrami debes probarlo pero ya.
Más hits en Paprika. Ensalada Thai, con fideo de arroz, pollo a baja temperatura (muy jugoso), pepino encurtido, apio, brotes de soja, cilantro, y salsa de cacahuete tostado y leche de coco. Si te gustan los sabores tailandeses, dale fuerte.
Y acabamos con unos Gnocchis de rabo y trufa, ya un clásico en Paprika. Son gnocchis frescos de patata (hecho por ellos, claro está), rabo de toro meloso con toques de chocolate y láminas de trufa.
Llegado el dulce, también nos llevamos una grata sorpresa, porque lo bordan. Probamos un Sable relleno de crema de chocolate, curd de frutos rojos e hibiscus, frambuesa, ralladura de lima y pistacho verde, acompañado de un más que reseñable café. Realmente espectacular.
Y finalmente, una Granita de ron, con curd de limón, gel de pino y ralladura de lima, y unas Gominolas de aceite de oliva virgen extra.
En Paprika hemos disfrutado con cada bocado de una comida sencilla, sin ningún tipo de artificios, y también sin una sola nota en falso. Recetas del mundo, sabrosas y equilibradas, en un local con apenas 4 mesas (literal), en el que la luz, la música y el trato más que personal de Liévana y Junior, también juegan un papel fundamental sumando para el disfrute. Nos quitamos el sombrero con lo que hacen en su diminuta cocina y todas las restricciones de espacio y posibilidades que esto les repercute. Con un ticket que ronda los 20-25 euros por persona (poniéndonos las botas), se ha convertido desde ya en un pequeño oasis al que volveremos muchas veces, pues a pesar de mantener sus hits, cada semana proponen platos nuevos, y no queremos que se nos quede uno solo por catar.
Por si quieres seguir más de cerca la pista a Paprika, aquí os dejamos su perfil de Instagram.
C/ Magnolias, 120 (esquina)
687 377 933
