Hay noches que prometen ser redondas (ojo, yo siempre hablo en materia gastronómica), y que al final se quedan en agua de borrajas… pero también hay otras noches que aseguran disfrute, y no solo lo cumplen sino que se convierten en veladas para enmarcar, así ha sido mi experiencia en las Noches Alhambra del pasado 7 de Noviembre.
Una vez más, Nacho Manzano y Cervezas Alhambra se habían propuesto hacernos disfrutar en una cena clandestina, para 60 personas y en un entorno realmente increíble, el Palacio Duarte Pinto Coelho, al que vistieron de gala para la ocasión con paneles simulando la arquitectura nazarí, muchas velas, una bañera llena de cervezas, e incluso una banda de jazz en directo. Pintaba bien la cosa y estábamos como locos por probar las creaciones del chef, y los maridajes pensados por Alhambra para la ocasión.
En cuanto a la cena, la propuesta de Noches Alhambra era un menú estructurado en varios pasos. Primero, y de pié, los aperitivos: Piel de Bacalao crujiente con mojo rojo, Paté de pitu caleya en crestas crujientes y Croqueta de Jamón Casa Marcial, maridados con Cerveza Alhambra Especial, una lager de baja fermentación, muy suave, perfecta acompañante para estos entrantes, entre los que destaco sin duda a la señora Croqueta de Jamón, una pasada.
Y el grueso de la velada, que transcurrió en una enorme mesa común que compartimos 60 personas, fue maridado con Alhambra Reserva 1925, una cerveza artesana extra lager de baja fermentación, con intenso sabor y agua de Sierra Nevada, que refrescaba y aportaba matices muy interesantes a los platos.
Endivia con suero de leche, rúcula y esencia de naranja. Un plato arriesgado, donde el amargor y la acidez casaban muy bien con el potente sabor de la cerveza.
Otoño. Un plato redondísimo. Nacho Manzano saca lo mejor de esta estación y lo conjuga en un mismo concepto. Castañas, trompetas de la muerte, setas… con un caldito de pitu caleya que le iba de 10.
Gochu (cerdo) asturcelta con berza fermentada, nabos y gnocchi de maíz. Para mi, uno de los hits de la cena. Espectacular el saborazo de la carne, y atrevido y efectivo el maridaje tanto de la berza, como los gnocchis.
Y de postre, una Panna cotta de apio con granizado de hinojo y manzana. De nuevo sorpresa en forma dulce, ácida, salada… un postre a la altura de la experiencia.
Y así fue… entre risas, bocados y sorbos nos damos cuenta de que llevábamos allí más de 3 horas, y acababa esta edición de Noches Alhambra deseando que llegue el otoño del 2017, para poder volver a gozar con el señor Nacho Manzano y su mejor aliado para estas cenas clandestinas, las Cervezas Alhambra.