La historia de esta semana va de unos tipos que hace 3 años y poco decidieron montar una barra oriental, un «dumpling bar» lo llamaron. Desde el comienzo tuvieron claro que ni iban a admitir reservas, ni iban a tener carta, y que iban a ir a su rollo, y desde el día 1 les ha ido, y perdonadme la expresión, del carajo… y con razón, os hablo de Nakeima.
En el Barrio de Arguelles, Nakeima lleva desde sus comienzos dando mucho que hablar, hay quien dice que jamás esperaría una cola para comer, y nosotros tampoco somos muy fans de hacerlo, la verdad… pero la hemos hecho, hemos probado su Freestyle Asian Food y sus locuras en barra, y nos han enganchado a muerte, así que esta semana te lo cuento por aquí.
Cocina oriental, pero con muchos guiños, con muchos homenajes a grandes clásicos, nombres raros, especias diferentes y sabores y texturas que no te pueden dejar indiferente, realmente es muy complicado definir lo que hacen en Nakeima. Llámalo como quieras, pero la fórmula es buena, y ellos son buenos, muy buenos.
Nosotros fuimos por la noche, y desde las 7 o 7.30 hay gente esperando en la cola, yo pensaba… «la gente está fatal». A eso de las 8.30pm salen, toman nota de nombres y número de comensales, te vas a tomar una caña y vuelves a las 9 en punto. Es un ritual que hice, repetiría, y recomendaría, eso es así.
Solo 2o comensales, y como te decía antes, no hay carta, solo tienen una gran pizarra donde ponen lo que tienen ese día, de ahí puedes elegir tu, o si eres de los nuestros, dejar que te sorprendan ellos, con comida y con vino.
Pasamos a contarte lo que nos pusieron de comer, y nos fueron contando atención que viene potente la cosa, aviso.
Ensalada de corujas, arenque, pétalos de clavel, aceite de jengibre y de ajo y sal maldon.
Ensalada con combo de algas, molusco gallego, ikura (huevas de salmón), uva de mar, y pétalos de margarita.
Pasamos a los Dumplings de pichón, con salsa teriyaki de manzana y trufa (el de arriba) y un Shumai de papada con salsa de soja reducida. Con la mano y de un solo bocado.
Infladita (o gordita como se la llamaría en México), masa a base de maíz, rellena con espuma de boletus, en la corona con lascas de champiñón en crudo, punto de sal maldon y un chorrito de aceite. Un bocado que explota en la boca.
Su versión del Sándwich club bañado al sol, acompañado con una salsa de ajo negro, cilantro y cebolleta china, como ellos mismos dicen, «el desayuno de los campeones».
Homenaje a la gamba, marcan la base con un polvo de limón y gamba, y sobre ella un wantán frito, relleno con un guiso de gamba, acompañado con una chilly garlic y coronada con codium (el percebe de los pobres).
Su versión del Pulpo a feira, con espuma de leche de coco y patata. Nos vacilaron, sí… resultó no ser pulpo, sino rape. Brutal.
Homenaje al maestro Sacha (a su falsa lasagna de txangurro), la llaman Re-Falsa lasagna de txangurro. En la base un chilly Crab debajo de la capa de pasta, en la parte superior un crujiente de cebolla frita, hierbabuena y aceite ahumado, con erizo de mar rallado por encima. Con la cuchara, romper en el centro, mezclar bien y adentro.
Pasamos a los nigiris. Nigiri de vieira, con puré de albedo y yuzu, y brote de cilantro. Nigiri de gamba al ajillo, con aceite de ajo y chile, mayonesa japonesa y cebolleta frita, y Nigiri de ibérico, con panceta de cerdo curada y abodaba, picada de tomate, cebolla y cilantro. En ese orden. La bomba.
Seguimos con el Mochi «sakura» (en homenaje a la ceremonia de los cerezos en flor en Japón). El mochi, que es una pasta de arroz glutinoso con textura muy elástica, está frito, y en su interior tiene morteruelo, un paté de caza típico de Cuenca, coronado con alioli de ají amarillo y flores de cerezo.
Funeral de Gustavo… sus ancas de rana con curry verde. En la base, las huevas de la rana, con flor de libélula, hinojo, tirabeques y oxalis. Se coge de la patita, se tira de la carne y sale sola.
Banwich Mr Chang, un pan chino acompañado con panceta cocinada a baja temperatura (durante 3 días), pepino encurtido al momento, cebollita china y salsa hoisin. Another level.
Y de postre, su Versión del Lemon Pie, en la base un merengue seco de limón, acompañado de un puré de albedo, y otro puré de yuzu, acompañado con jengibre confitado, mantequilla tostada y lascas de anacardo.
Una pasada lo que hacen Gonzalo García y su equipo en Nakeima, rollo gamberro, freestyle asian food, estilo libre y mucho caché en cada uno de los bocados que nos llevamos a la boca. Sobre el ticket, a ver… depende mucho de lo que se te vaya la olla, a nosotros se nos fue bastante como puedes ver, y pagamos 70 euros por persona (ojo, perdí la cuenta de los vinos por copa que nos sacaron para maridar casi cada plato) pero por 40 puedes llegar a comer bastante bien. Tu ve y nos cuentas por aquí, que al final hasta te va a molar eso de hacer cola.
Aquí os dejamos más sobre Nakeima, Twitter, Facebook e Instagram y su dirección.
C/ Meléndez Valdés, 54
Fotos: Gregorio González