Imagínate lo que pueden dar de sí (gastronómicamente hablando) 5.000 kms de costas, ser uno de los países más alejados, y por lo tanto menos contaminados, de todo el mundo, o también tener mares bravos, con aguas tan frías como las de la corriente de Humboldt en el Océano Pacífico. Sí, hablo de Chile, uno de los países más fértiles del mundo en lo que a mariscos y pescados se refiere, como la protagonista de este post, su famosa Merluza Austral de Chile.
La semana pasada tuvimos la suerte de probarla, y comprobar su versatilidad, sabor, y textura, gracias a la gente de Kitchen Club. Carlos Pascal y su equipo, se marcaron un Showcooking para demostrarnos cómo esta merluza (que por cierto, en muchas ocasiones nos la comemos como «española») funciona perfectamente con diferentes cocciones, tanto en crudo, como a la plancha, a baja temperatura, o confitada.
La propuesta de la noche era, a priori, arriesgada. Un menú degustación, de 2 aperitivos, 4 principales y postre, con el handicap de que todos los platos salados tenían como producto principal a la Merluza Austral de Chile. Interesante reto, teniendo en cuenta que los sabores y las texturas podrían llegar a ser repetitivos… para nada. Tras terminar el Showcooking pasamos a la mesa, y allí llegó la sorpresa, te cuento en qué consistió.
Primero, dos aperitivos. Unos Dados de merluza a la romana, con salsa tártara, y una Brandada de merluza al merkén, con chips de patata violeta.
Un Ceviche de merluza (entre ceviche y tiradito) granita de pepino, cebolla roja, plátano frito, cilantro y perlas de sandía.
Merluza a la plancha (con un toque posterior de horno) en crema de puerros, crujiente de zanahoria y mini zanahorias glaseadas. La merluza se desarmaba perfectamente en lascas (buen nivel de grasa). En este asunto tiene mucho que ver que estamos ante un pescado ultracongelado en origen, es decir, no se pierde la cadena de frío y esto asegura buena textura y buen grado de humedad.
Merluza a baja temperatura, con puré de guisantes a la rica rica (una especie muy anisada de un arbusto de desierto de Atacama, también de Chile), chancaca (una melaza procedente de la caña de azúcar), y brotes de guisantes y eneldo.
Y por último, Merluza confitada en velouté de mariscos y piquillos.
Para terminar, un Helado (sí, este sin merluza) con crumble en la base.
Como te comentaba, nunca antes había tomado un menú entero donde solo un producto fuera el protagonista, y tras este sencillo pero complejo ejercicio de técnica + producto, si hay algo que tengo claro es que la versatilidad de la carne de la Merluza Austral de Chile es brutal.
Para seguir más de cerca (y sobre todo, probar ya mismo) este producto, aquí te dejamos la web, Facebook, Twitter, Youtube e Instagram de Merluza Austral de Chile.