Conocíamos este proyecto situado en la Plaza Olavide desde hacía un tiempo, y seguro que muchos de vosotros ya habéis leído alguna reseña sobre ellos, primero sobre su colmado de productos ecológicos y después sobre el restaurante que idearon como extensión del primero, de forma que los dos espacios acaban trabajando como uno solo.
El tema de que en este restaurante trabajen con producto ecológico certificado era algo que nos llamaba la atención pero hemos de reconocer que el concepto nos parecía arriesgado por lo trillado de la palabra «ecológico», y decidimos dejar que tuviese un poco más de recorrido antes de pasarnos por allí. Hoy, un año y pico después de su inauguración, no sólo os lo traemos como una de las apuestas gastronómicas que más nos han gustado ultimamente, sino porque es uno de los 50 restaurantes de Madrid que hemos escogido para que formen parte de la Mad Foodie Guide que lanzamos esta misma semana.
Y es que hemos de reconocer que desconocíamos cómo funcionaba el mundo de la cocina ecológica, la verdadera calidad que hay detrás de los alimentos ecológicos y los platos tan deliciosos que personas como Nacho Aparicio y David Yllera de la Concha ofrecen en su restaurante de Chamberí. Nos han abierto los ojos y nosotros os los queremos descubrir.
Os presentamos Mama Campo.
Siempre comenzamos hablando sobre la decoración de los locales y con Mama Campo no íbamos a ser menos, sobre todo cuando hace dos meses se llevaron el Premio Metrópoli 2014 al local con la mejor decoración de Madrid, ahí es nada. En Mama Campo han optado por una decoración «en clave biodegradable», como afirma el equipo de Metrópoli, con materiales naturales (caña, bambú, etc…) y muebles de diseño, todo con una armonía que lo convierte en un local acogedor y agradable.
El concepto de Mama Campo, como ya decíamos al principio, es ofrecer una cocina hecha con productos ecológicos, pero mucho ojo, no usan esta palabra a la ligera, todos sus productos lo pueden certificar, es más, una de las cosas que han resultado innovadoras en el panorama gastronómico madrileño es que su cocina se nutre del propio colmado que tienen ellos mismos a solo unos metros, por lo que la calidad y el control de la materia prima está asegurada.
Comenzamos nuestra «aventura ecológica» con un aperitivo de cortesía de lo más apetecible, unos Tomates confitados en jengibre y queso de cabra. Posiblemente uno de los mejores aperitivos que nos han servido: el tomate dulce, sabroso, con ese toque de jengibre tan original y combinaba muy bien con el queso de cabra. Además, era un plato vistoso, así que un 10.
Para beber nos pedimos una Cerveza ecológica de chufa que nos llamó la atención que destacaría porque tenía un toque dulce y poco amarga. Además un Vino procedente de agricultura ecológica, que era ligero como a nosotros nos gusta, perfecto para una comida como esta.
Continuamos con una Crema de calabaza y naranja, algo suave, dulce y con un toque de naranja. Recordad que todas sus frutas y verduras provienen de agricultura ecológica, y eso acaba notándose en los sabores.
El primero de los platos contundentes fue un Escabeche de verduras y pollo muy bueno y que, a pesar de ser un escabeche, no estaba ni fuerte ni avinagrado como puede esperarse de un escabeche, sino ligero y muy sabroso.
Pasamos a un Arroz meloso con setas que estaba impresionante, muy cremoso y con un sabor a setas frescas de temporada (de León, concretamente) que te deja sin palabras, un plato estrella.
Llegó el turno del pescado, una Lubina a la plancha con verduritas salteadas, y una salsa de tocineta, puerro y nata fresca. Muy bien cocinada y sobre todo con sabor a lubina, que puede parecer obvio, pero es algo que escasea por ahí.
Antes de los postres, un poco de carne, Guisado de carrillera estofada sobre una crema de patata y coliflor, y un chutney de fruta confitada (piña y mango). Su olor era ya muy llamativo pero su sabor era de lo más original: toques de nata, afrutados, dulce y nada pesada, una carrillera de categoría. Y es que en algo se tiene que notar, porque como Nacho nos cuenta, esta carne es ecológica, lo que significa que el animal del que proviene solo come pienso natural, no recibe medicina preventiva, tienen unas condiciones de vida más naturales, acceso a prados para poder andar, no duermen en suelos de rejilla y eso les reduce muchísimo el estrés a los animales, no se les mutila, etc… en definitiva, una serie de condiciones que en conjunto terminan por favorecer unas carnes de muy buena calidad.
Llegamos a los postres, y nos sirvieron pequeñas porciones para que pudiesemos probar un poco de todo: Tarta de queso a la antigua, con tres tipos de queso diferentes, membrillo y miel…amantes de las tartas de queso, tenéis que probar esta maravilla. Luego, una Torrija con bizcocho de polen pero que no está frita, algo diferente a lo que estamos habituados pero también muy rica, con una parte crujiente y bien empapadita. Un Arroz con leche del de toda la vida, muy bueno, y finalmente el postre que más nos llamó la atención una Macedonia de frutas especiada, en la que cada tipo de fruta estaba previamente infusionada con especias, de forma que la fresa tenía toques de pimienta, el kiwi con toques de anís, la manzana con canela, la, etc… Original, ¿verdad?
Y para terminar, Nacho nos sirvió una copita de Supurao, que proviene de uvas pasas, el que antaño llamaban «vino de los pobres».
Terminamos aquí nuestra experiencia gastronómica ecológica en Mama Campo con un balance, además de inesperado, muy positivo. Desde luego, el concepto de «ecológico» es algo que hay que reivindicar como están haciendo estos chicos, hay que darlo a conocer para romper estereotipos y demostrar que comer sano no tiene porqué ser ni difícil ni caro.
Comer hoy por hoy en Mama Campo te sale por un ticket medio de 25 euros, algo muy equilibrado para la calidad y la variedad de la comida que te ofrecen. Sin duda, se va a convertir en uno de nuestros locales de cabecera.
Aquí tenéis sus datos:
Su WEB, Facebook, y su Twitter.
Calle Trafalgar, 22
914 47 41 38
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