Para decidir cuáles son los mejores croissants de Madrid hay que hacer un ejercicio de gusto y, por qué no, de memoria, porque su historia es de película al estilo Chocolat. Y es que hay que ver lo que son las cosas, un ejército de 100.000 otomanos derrotados por los panaderos de Viena, inventores de los croissants. Así cuenta la historia (y la leyenda) que la ciudad se libró de la invasión de ese monumental ejército, gracias a los madrugadores panaderos que descubrieron que, tras los infructuosos intentos de asedio, los otomanos intentaban entrar en Viena cavando túneles a unas horas en las que, como decimos coloquialmente, “no están puestas ni las calles”, pero los que hornean las masas llevan ya rato manos a la obra.
Cuentan que tal victoria fue celebrada por el gremio de los panaderos creando unos bollos en forma de media luna, algunos lo atribuyeron a la que luce la bandera turca y otros a la Luna creciente que brillaba aquella noche. ¿Cómo se convirtieron estos panecillos en los croissants que conocemos hoy? Con la participación de la reina más sarcásticamente golosa que se ha conocido: María Antonieta. Era austríaca y, cuando se fue a vivir a Versalles al casarse con Luis XVI, obligó a los pasteleros de palacio a aprender a hacer sus queridos croissants.
Así fue como el croissant llegó a todo el mundo para, como la pizza con piña o la fruta escarchada, volver a dividirlo en torno a un alimento, esta vez en múltiples facciones: los que lo prefieren más jugoso (a la española) o más crujiente (a la francesa), relleno de múltiples cosas, cubierto de chocolate o clásico. Su delicioso sabor a mantequilla es lo único que pone de acuerdo a todo el mundo. Para dar gusto a todos, hemos escogido los mejores croissants de Madrid.
Panem, crujiente y francés
Este pasado año 2019 han ganado el concurso del Mejor Pan de Madrid. Eso ya dice mucho del mimo que está panadería y pastelería pone en sus masas, en las fermentaciones y, por tanto, en el respeto de los tiempos. La de los croissants no se queda atrás, esponjosa y con un exterior crujiente, como las de los típicos croissants franceses. Aromática y con el sabor a mantequilla que, reiteramos, debe ser de existencia obligatoria. En Panem todo es artesano, hecho cada día en el obrador que de buena mañana huele a pan y a mantequilla, así que es difícil resistirse.
C/ Fernán Gonzalez, 46.
Cientotreinta grados, caseros y eco
A las 4 de la mañana, Cientotreinta Grados empieza a calentar motores para hornear todo lo que allí mismo cocinan, que son desde panes a bizcochos y, por supuesto croissants artesanos de verdad, hechos de cabo a rabo en el obrador, y ecológicos. Y es que los hermanos Alberto y Guido Miragoli decidieron abrir un obrador con conciencia eco y sostenible, de ahí que todos sus envases sean reciclados y, lo que es aún más importante en un negocio así, los ingredientes de proximidad (la leche de Guadarrama, huevos de Segovia…) y con garantía de buenas prácticas de producción. Los croissants tienen el mismo trato y están hechos a la francesa, es decir, con hojaldre crujiente y sabor a mantequilla. Si vas a primera hora, aún están calentitos y listos para tomar con su café de especialidad que ellos mismos tuestan.
C/ Fernando el Católico, 17.
La Duquesita, la high class de los croissants
Oriol Balaguer ha venido para endulzarnos la existencia con toda la elegancia que le ha sido posible reunir en La Duquesita. En los macarons y la tarta Carlota, la clase se aprecia desde el nombre (no digamos al probarlos). Pero también ha cogido clásicos como las palmeras, las magdalenas, las caracolas o las napolitanas y las ha elevado de categoría. Porque aunque hoy parezcan cosas mundanas, antes estuvieron en un pedestal gracias al buen hacer de pasteleros como Oriol, que miman la tradición. Los croissants no podían quedarse fuera de la carta, y en las manos de Oriol se manifiestan con el crujiente justo del hojaldre por fuera y algo más esponjoso por dentro. Aroma y sabor a mantequilla en el clásico, que solo se interrumpe si escoges el de praliné y almendras.
C/ Fernando VI, 2.
Moulin Chocolat, con mucho cacao
Ay si María Antonieta hubiese conocido a Ricardo Vélez, el chef pastelero de Moulin Chocolat hubiese vivido casi como el mismísimo rey de haber cocinado sus pasteles en Versalles. Y es que Ricardo es un auténtico maestro de la pastelería (lo certifican sus premios) y, más aún, del chocolate. Por eso, cuando se decidió a hacer croissants en Moulin Chocolat, el cacao tenía que formar parte de la receta. También es un apasionado de las masas clásicas, porque la innovación puede ir por otros derroteros, pero la masa de toda la vida es la masa de toda la vida. Cada día realizan las piezas en su obrador y las hornean. Luego les dan el toque personal, a los croissant, con una capa de chocolate con crocanti que contrasta con la masa clásica y esponjosa. Los tienen sin chocolate, pero aquí hay que venir a por el completo.
C/ Alcalá, 77.
Madreamiga, artesanía alveolada
Los croissants que elabora, cada día, la maestra panadera (y pastelera) Begoña San Pedro, también tenían que estar en nuestra selección con los mejores croissants de Madrid. Materias primas de procedencia ecológica, sin ningún ingrediente artificial. Tras fermentar 24 horas, se hojaldra con mantequilla francesa. El resultado: Crujientes por fuera, tiernos y alveolados por dentro. También merecen recomendación su Croissant de Choco (con chocolate Caranoa de Valrhona), y su Croissant de Frambuesa (con chocolate blanco con frambuesa).
C/ Teruel, 26.
PanDome, artesanía y perfección
En esta panadería artesana, todo lo que hacen, lo hacen con cariño, y de maravilla. Desde el pan, pasando por su famoso Cruffin con crema de avellana, su Pan de Molde hecho con masa de croissant (sí, lo que lees), y por supuesto también sus Croissants, en PanDome lo clavan. Para la elaboración tanto del Croissant tradicional, como del Croissant bicolor de chocolate, los maestros Domenico Rosso y Javier Morano utilizan harina italiana, mantequilla francesa, miel, un poco de azúcar, y una fermentación en frió de 24 horas. Muy crujiente, bien alveolado, con el equilibrio justo entre dulce y el ligero toque salado.
C/ Doña Urraca, 15 (Mercado Tirso de Molina).
Horno San Onofre, el clásico españolizado
Son tradicionales, como todo lo que se elabora en este mítico horno de Madrid, pero la cobertura brillante y transparente es más moderada y su interior es esponjoso como un bollo, la alternativa a los croissants franceses crujientes, la españolización del croissant. Tomarlos en el mismo Horno San Onofre con un café es una tradición, y se pueden escoger en tamaño mini (aunque asegúrate de coger varios) y con relleno salado. Aunque recomendamos los clásicos; ya que vas a una pastelería de 1972, la tradición es la que manda.
C/ San Onofre, 3 | C/ Hernani, 7 | C/ Hortaleza, 9.
La Mallorquina, los de toda la vida
Su tienda de la Puerta del Sol lleva 125 años llenando de olor a bollos el centro de Madrid, solo por eso ya tienen que estar en la lista de los mejores croissants de Madrid. Las barras de La Mallorquina siempre están atestadas de clientes buscando los pasteles de toda la vida, y en su planta de arriba se disfruta el café con bollos como lo hacían escritores ilustres de Madrid, endulzando la inspiración. Así que tradición es la palabra que mejor define sus creaciones, incluidos sus croissants blanditos, de masa esponjosa y cobertura brillante, con un sabor más ligero a mantequilla porque se hicieron al gusto de los españoles más que de los franceses. Tienen un formato mini y unos rellenos de chocolate, pero los más ricos son los clásicos, los que de un bocado transportan a un pasado en el que no importaban las calorías de la merienda. Bueno, y ahora, a veces, tampoco.
Puerta del Sol, 8 | C/ Velázquez, 39 | C/ Mira del Río Baja, 19.
La Barra Dulce, la delicadeza del croissant
Aunque las palmeras de distintos sabores son las reinas del local, los croissants no se quedan atrás. El buen uso del hojaldre que hacen con las primeras, brilla todavía más con los segundos. En La Barra Dulce los hacen artesanalmente con mantequilla francesa, y ya se sabe que el sabor a mantequilla de un croissant es lo que reúne a tantos fans. Por si no fuera suficiente con la elaboración clásica, de hojaldre bien tratado pero más crujiente que pringoso por fuera, también los cubren de trufa o de glaseado con frutos rojos.
C/ Mesón de Paredes, 22.
Una Dolce Idea, con mucho relleno
El repostero de esta pastelería es un italiano de muy buen gusto llamado Diego, y que anteriormente fue científico, que abrió hace pocos años esta pastelería cercana a Madrid Río junto a Raúl, un ingeniero que ha hecho la parte más técnica del negocio. Cada cual encuentra la pasión cuando y donde quiere. Los croissants que cada día elabora Diego son una bomba de relojería: rellenos de chocolate o de crema pastelera. Pero no esos rellenos que consigues vislumbrar y saborear levemente al segundo bocado, no, los de Una Dolce Idea van abiertos como un sándwich y el relleno asoma sin pudores. Pero quien quiera algo más clásico, los tradicionales son memorables por su excelente elaboración.
C/ Melilla 55A, local M2.
Pastelería Atuel, alma argentina
Poca veces se ha visto que el cliente peregrine a las afueras de Madrid a por un dulce que está en absolutamente todas las pastelerías del centro. Pero con Atuel, así era (hasta que abrió su tercera tienda, y lo hizo en Ortega y Gasset). Allí no sirven el croissant francés habitual sino la media luna porteña, un bollo argentino muy parecido al croissant (lo vamos a aceptar como tal) con una masa de hojaldre pero más tirando a bollo, más blandita y esponjosa y con el sabor a mantequilla habitual. Es obligatorio probarlos y, sin que sirva de precedente, ser infiel al croissant con otra especialidad de la pastelería porteña: el churrinche, una trenza de hojaldre espolvoreada con azúcar y con sabor a mantequilla que deja claro que en Argentina también manejan la pastelería como Dios manda.
C/ José Ortega y Gasset, 87 | C/ Moreras, 42, Majadahonda. C.C. Monte del Pilar | C/ Valgrande, 1 (Majadahonda).
Manolo Bakes, las celebrities de los croissants
Sembraron la polémica con aquella investigación periodística que develó que “los Manolitos” que adoraba todo Madrid no eran los croissants de un obrador familiar, sino los de una empresa de dimensiones considerables y que ahora se llama Manolo Bakes. Pero aquí hablamos de sabor, claro que si son artesanos y de un pequeño obrador con cientos de años de antigüedad, tienen un valor incalculable, pero “los Manolitos” están buenísimos, los haga quien los haga, y tienen que estar entre los mejores croissants de Madrid. Ellos reinventaron el croissant, dicen, que por un error en la receta. El resultado fue un croissant mini muy jugoso, que después ofrecieron también cubierto parcial o totalmente de una capa crujiente de chocolate.
C/ Conde de Peñalver, 68 | Plaza de Santa Bárbara, 4 | C/ Narváez, 35 | C/ Princesa, 61. Entre otras direcciones.
No diremos que elegir los mejores croissants de Madrid ha sido una tarea ardua, aunque mis arterias puede que digan lo contrario. Lo que desde luego queda claro es que la cocina puede tumbar imperios, sobre todo si lleva mantequilla a cucharadas.
¿Cuál es tu favorito? Cuéntanoslo en Instagram, que nunca viene mal ampliar la lista.
Os falta el de PanDelirio que es sin ningún lugar a duda de los tres mejores de Madrid
Los croissants de El Horno de Babette están bueniiiisimos , y ahora se han pasado tb al Pain au chocolat …., rico rico
Realmente has sabido escoger los mejores CROISSANTS de madrid, me gustaria poder pobrar todas estas delicias que a simple vista me llaman mucha la antencion tanto por sus apariencias y aromas.
Gracias por compartir estas fabulosas delicias.