Para mi, ir a comer a Latasia Casa de Comidas ha sido como ir a ver un estreno de Martin Scorsese, sabes que todo va a estar fino, en su sitio, que vas a disfrutar. Y esto es así porque conocíamos bien a los hermanos que están detrás de Latasia, Sergio y Roberto Hernández, ex de La Chusquery, grandes profesionales en lo que a dar bien de comer se refiere.
Ahora vuelven a la carga con Latasia Casa de Comidas, donde siguen fieles a la fusión entre las cocinas latinoamericana, y asiática, que tanto pilotan. No en vano estuvieron años cocinando en Singapur, en Perú, y en otros tantos países que les dejaron bien marcados.
Pero lo que mola de Latasia es que a pesar de su claro carácter de cocina de muchas parte del mundo, no deja de ser una Casa de Comidas, como las de toda la vida. Un local muy acogedor, donde tanto el trato como la propuesta gastronómica es muy personal. De hecho, a Sergio y a Roberto les encanta salir a las mesas para saber qué opina la gente de sus platos. Venga, vamos a por ello, te contamos lo que pedimos.
De aperitivo, nos trajeron un Dim Sum de conejo a la cazadora con cristal de zanahoria. Un guiso tradicional, con una salsa reducida y con saborazo, que meten dentro del clásico Dim Sum, y una Gamba envuelta en una fina y crujiente panceta de ibérico de bellota, de Ibéricos Maldonado. Ambos, buenos ejemplos de lo que estábamos por experimentar.
Como la cosa iba a tender mucho hacia la carne, pedimos un Altico (Jumilla – Murcia) 100% syrah, un gran de vino que acompaña perfecto, si no lo conoces, ya estás tardando.
Lo siguiente fue su Ceviche de corvina, con aguacate, chips de plátano, y boniato, un clásico que ellos dominan a la perfecció, por algo estuvo Sergio años en Perú.
Después, la Caballa marinada con tomates semisecos y pepino encurtido en vinagre de arroz chino… la caballa nos recordó mucho a la que probamos en Kena, con esos semisecos que están de muerte y que ya probamos en La Chusquery, y el pepino encurtido, es un gran plato.
El Tataki de presa de vaca gallega, con shichimi y melón infusionado con hierbabuena, nos explican que se come haciendo un rollito envolviendo todo, lo hicimos tal cual, y flipamos de nuevo con la mezcla de sabores.
La Oreja de cochinillo confitada, según nos cuentan, la glasean con una salsa dulce picante, os puedo asegurar que es una auténtica delicia.
Seguimos con casquería, pero muy pro. Sus Mollejas de ternera, que no me he comido yo unas así en mi vida, así te lo digo. Las confitan, las fríen y una vez fritas las glasean y terminan al wok, con shimeji blanco, y lo sirven con una base de crema de nabo.
Y entonces, por si no estuviéramos flipando hasta entonces, llegó la Panceta glaseada en salsa bourbon, está hecha a baja temperatura, crujiente, y la sirven con hilos de rábano picante, y hojas verdes para que le de algo de frescor.
El Chilli crab, frito en tempura, con una salsa que lleva de todo, hasta un fermento de gambas de Malasia… según nos cuenta Roberto, y que está bastante picante, pero si te gusta, como a mi, vas a rebañar.
Y de postre, pues para no defraudar, un espectáculo. Latasia Chocolate, con cremoso de chocolate blanco y de chocolate con leche, brownie, gel de chocolate, helado de regaliz y de nata, y petacetas de frambuesa.
Sin palabras me quedo, lo he gozado como hacía mucho tiempo, y el ticket, entre 30 y 40 euros por persona, me parece muy correcto para lo que ofrecen, que es cocina de muchos kilates, con mucho recorrido, y con mucho sentido.
Como siempre me pasa cuando lo disfruto tanto, me quedo con ganas de probar y probar, de que estos dos hermanos me enseñen todas sus cartas. Volveré, muy pronto, seguro.
Paseo de la Castellana, 115
91 555 93 33
Si te pasas por Latasia Casa de Comidas y quieres contarnos qué tal la experiencia, estaremos encantados de leerte, y si es así y quieres chivárselo a esos amigos #conelmorrofino, seguro que te lo agradecen… ¡mil gracias!.
Fotos: Gregorio González