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La experiencia que os proponemos esta semana es de esas en las que el disfrute, de principio a fin, está garantizado. Un restaurante en la zona de Arturo Soria, en el que el producto está por encima de todo (y su chef, Eduardo Troya, lo toca de maravilla), que cuenta con una gran parrilla construida por el herrero Juantxo Garmendia (fabricante de las parrillas de los mejores asadores vascos), y en el que, para disfrutar ambos, producto y parrilla, podrás elegir entre sus varios espacios recientemente renovados: planta baja, primera planta, terraza, o un bonito reservado para unas 10-12 personas en la planta de arriba… te hablamos de nuestro descubrimiento de esta semana, La Casita del Pradal.

En este segundo restaurante del Grupo El Pradal, la oferta gastronómica, además de estar basada en esa maravillosa parrilla (una de sus principales bazas gastronómicas), es completa y muy interesante. Una carta en la que conviven platos clásicos, como arroces, carnes y pescados, junto con varios platos de corte más internacional, con guiños asiáticos, latinos, o incluso de zonas no tan trilladas, como puede ser Nueva Orleans.

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Para regar los platos, tienes una extensa carta de vinos con una buena variedad de espumosos, generosos, y blancos y tintos por zonas. Vamos al lío, a contarte ya mismo y paso a paso, nuestra comida en La Casita del Pradal.

De aperitivo, un Tartar de salmón sobre hoja crujiente de remolacha y leche de tigre. Buen bocado para abrir entonándonos.

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Y sin más pasamos a probar una de las joyas de la casa. Su Alcachofa (cocida, confitada y frita) con mayonesa de jengibre. Espectacular… una pena que este producto no dure todo el año, porque es para ir al menos una vez al mes a por este plato.

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Después, seguimos con el Fish & chips by El Pradal, su versión del clásico inglés, con una Kokotxa de bacalao rebozada y sobre un majado de yuca y pimentón.

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Soft shell Crab, con salsa de pimientas negras y pepino encurtido. Si nunca te has comido un cangrejo de concha blanda, estaría bien que empezaras por este. Se come todo, y en La Casita del Pradal lo hacen de maravilla.

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Después, un gran Pulpo a la brasa, que simula el fuego con el gel de remolacha, la brasa con la yuca majada con pimentón, el carbón con las patatas ratte teñidas en tinta de calamar. Punto perfecto, y crujiente como el solo.

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Un Chuletón de mar a la parrilla. Poco le hace falta, aunque viene acompañado con tres boles con soja, sopa de ostras y salsa cantonesa, y de patatas fritas. Brutales patatas, brutal atún, Balfegó rules. Otro de los clasicazos de La Casita del Pradal.

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Y para acabar, un Entrecot nacional a la parrilla de carbón de encina. Punto menos, clavado.

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De postre, un Mango y Passion Fruit. Nos refrescó y endulzó a partes iguales. Gran final de fiesta en La Casita del Pradal.

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Resumiendo, en La Casita del Pradal tienen mucho, y muy buen rodaje. El chef Eduardo Troya ofrece una propuesta de muchos quilates, en la que mantiene el equilibrio entre producto y técnica, con una mezcla de elaboraciones y sabores que nos ha gustado, y mucho. Clásicos y no tan clásicos, pero todo con intención y mucho respeto al producto que tienen entre manos. Todo esto dentro de un espacio agradable y acogedor, con una sala preparada y atenta, y un ticket muy acorde a la experiencia global, que rondará los 50 euros por persona. Se convierte así en un restaurante que tiene que estar sí o sí en nuestra bitácora gastronómica, y que si aún no lo has hecho, tienes que visitar lo antes posible.

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Aquí te dejamos la web de La Casita del Pradal, su Facebook, Twitter e Instagram.

C/ Belisana, 17.

David

Buena dentadura, estómago de hierro, casi dos metros y un metabolismo maravilloso... una máquina de comer. Alguien tiene que hacerlo, así que como y bebo como loco para después contártelo y que vayas a tiro hecho.

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