Aunque parezca mentira, hasta ahora prácticamente nadie había tenido la gran idea de coger los típicos aperitivos castizos, los de toda la vida, y pegarles una buenas vueltas para elevarlos de nivel. Esta sencilla pero interesantísima premisa ha sido el origen del proyecto que te recomendamos esta semana, Hermanos Vinagre.
El 10 de febrero, poco antes de todo este tremendo jaleo del Covid, los hermanos Enrique y Carlos Valentí, conocidos por proyectos anteriores como Rubaiyat, o Marea Alta en Barcelona, cogieron un local (junto al bulevar de la calle Ibiza), que durante muchos años fue ocupado por una mantequería, para transformarlo en un bar sin mesas, solo con barras, en el que puedes encontrar las clásicas raciones de tapeo, pero actualizadas y muy mejoradas.
En Hermanos Vinagre nos proponen una carta corta, en la que apetece todo, donde las conservas, los escabeches, y los encurtidos y los ahumados son los protagonistas. Eso sí, todo elaborado por ellos mismos (salvo la sobrasada, que es de Lyo), con productos de mucha calidad traídos de la lonja de Noia. Ibamos con ganas, así que nos cascamos prácticamente toda la carta. Te lo contamos aperitivo a aperitivo.
Empezamos con unos Berberechos al natural, enormes, acompañados de lima y picante (para que juegues y te lo aliñes al gusto). Empezamos con muy buen pie en Hermanos Vinagre.
Seguimos. Boquerones en vinagre al estilo madrileño, y una Anchoa en salazón sobre tostada con mantequilla francesa. Sencillez con producto de primera, y eso sí, tamaño extra grande.
«La Rusa» la llaman, y la presentan en una muñeca Matrioska (si te fijas, todas las presentaciones están más que pensadas). Sin guisantes, sin zanahoria. Solo con patata, atún, mayonesa, huevo y aceituna. Este fue el único aperitivo que no nos llegó a emocionar.
Cómo no, en Hermanos Vinagre tenían que caer unas buenas Gildas, con anchoa, piparra y aceituna.
Atún fresco como mojama, un atún salado como si fuera una mojama, pero con una curación más corta para que esté más tierno, acompañado de almendras y una buena birra. De lo más top que probamos en Hermanos Vinagre.
Después un aperitivo que ya servía en Enrique Valentí en Marea Alta. Mejillones ahumados en escabeche. Los mejillones XXL, como si fueran al vapor, pero con un sabor ahumado bastante presente. Pues eso, llevando lo de toda la vida a otro nivel. Bravo.
Muslitos de codorniz en escabeche. Un escabeche tradicional, fresco, suave, equilibrado, que baña a unos muslitos que mordimos y chupamos hasta dejar los huesos bien pelados. Poco se trabaja el escabeche, y en Hermanos Vinagre lo hacen muy bien.
Foie micuit cocido al vacío con escabeche. Espectacular.
Por último, acabamos con una maravillosa Sobrasada de vaca vieja, que es lo único que no hacen ellos mismos, es de Cárnicas LyO. No dejes de pedirla cuando les visites.
Bien sabes que por aquí solo recomendamos sitios a los que volveríamos, pero al de esta semana, Hermanos Vinagre, ¡es que volveríamos a diario! Si te gusta el momento aperitivo, tienes que visitarles pero ya. En un barrio (Bulbiza) en el que hay mucha y muy buena oferta para salir de raciones, y todo llama para peregrinar y probar uno en cada sitio, una vez hayas probado el primero en Hermanos Vinagre, te darán ganas de comerte el resto de su carta. Producto de primera, y presentación más que cuidada para cada elaboración, ni más ni menos hace falta para estos aperitivos clásicos pero actualizados. Con un ticket medio de 25 euros por barba (a nosotros probando casi toda la carta se nos fue al doble), y una banda sonora plagada de clásicos del pop y rock nacional de los 80´s, que te meterá de lleno en el ambiente del tapeo, Hermanos Vinagre es visita obligadísima. Ya nos contarás por aquí, o si lo prefieres en nuestro Instagram.
Por si quieres seguirles la pista más de cerca, aquí tienes el perfil de Hermanos Vinagre.
Calle Narváez, 58.
Pues esta es la grandeza de Madrid; hay para todos los gustos, caro o barato, bueno o malo, castizo o innovador…cada uno que elija lo que mas le guste. Aqui todo cabe!
Esto, lamentablemente se nos está yendo de las manos. Las terrazas y los bares quieren recuperar en un “pis pas”, lo que dicen
que han perdido en la pandemia, con unos precios, más propios de las terrazas cercanas al Louvre en el Paris de antes del €uro.
Yo, me niego ha engordarles “la saca”.
Un saludo, y no perdáis la cabeza, hay muy poca gente que pueda dedicar “50 pavos” a un aperitivo.
David, lamento no estar de acuerdo en lo de volver, una y no mas, una gilda 4 €, estamos locos. Menos mal que en el barrio existen muchos mas sitios para tomar una buena gilda por la mitad de precio.
Se les ha ido la olla con los precios…