El restaurante que te recomendamos esta semana es uno de esos que teníamos en la lista de pendientes desde hace mucho, demasiado tiempo, y siendo uno de los más míticos que tenemos en Madrid, la cosa tenía delito. A escasos metros de la Plaza de Ópera (llegamos como un tiro y aparcamos en la puerta, muy ricamente, con nuestro ZITY), la familia Castañeda lleva haciendo historia desde el año 1993 con uno de los mejores restaurantes mexicanos de la ciudad. Un auténtico templo para muchos, y muchos de ellos clientes mexicanos. Te hablamos de Entre Suspiro y Suspiro.
Según nos cuenta Adrián Castañeda (natural de Ciudad de México), el curioso nombre de su restaurante, Entre Suspiro y Suspiro, surgió al tratarse de familia mitad española y mitad mexicana, e intenta evocar la cercanía y a la vez lejanía que existe entre ambos países. Su logo, un barco con dos proas, navega, como nos cuenta él mismo «por un océano donde no sabe si va a España, o a México».
El restaurante está divido en tres zonas, una barra, y dos salas separadas por altura. Y otro detalle que nos gustó, además del acertado hilo musical, fue que está todo decorado con piezas de arte. Esto es algo que llevan haciendo desde el comienzo, 25 años ofreciendo las paredes a jóvenes artistas mexicanos. Así, entre pinturas y botellas de tequila, ojo porque tienen la colección más grande de Europa de tequilas (más de 1600 marcas), nos dan la carta, divida en «Los Secretos», «Los Suspiros», y «Los de Siempre», y pedimos lo que hay que pedir para comentar, un par de Margaritas. Especialidad de la casa desde los comienzos de su aventura.
Margarita de jengibre, mandarina y naranja sanguina. La Sal del escarche tiene ese color porque le ponen una sal de Flor de Jamaica, y una Margarita de pepino, que estaba incluso mejor que la primera, a nuestro parecer.
Después, de aperitivo, dos Tortitas Costeñas, que están en su carta desde hace 25 años. Hechas con masa de maíz, chile costeño, guacamole y cebolla morada macerada en Flor de Jamaica.
Después, una de las especialidades de Entre Suspiro y Suspiro, y uno de los ingredientes más importantes en cualquier mexicano que se precie, las salsas. Tomatillo verde, Chile habanero, y Ajonjolí con Chile de Árbol y aceite de oliva. Te las ponen a parte para que vayas jugando con ellas, según te gusta el grado de picante. Buen punto.
Entramos en materia con el Ceviche «Leche de Jaguar», que es una versión del ceviche peruano, con corvina macerada en zumo de limón y mandarina, con Chile jalapeño y mucho cilantro. ¿Quién nos iba a decir a nosotros que en un mexicano nos íbamos a comer uno de los mejores ceviches que hemos probado?
Luego, el Taco de pescado Baja California. Con tortilla es de maíz morado, pescado rebozado en base de maíz, acompañado con canónigo y lombarda, con «mole» de aguacate y lima. Muy típico de la zona de Baja California (México). Pasa directo a nuestro listado con los mejores tacos de Madrid.
Y el segundo taco, Taco de Secreto Ibérico marinado en Chile guajillo, con cebolla encurtida en limón con chile habanero, con tortilla de maíz con Chile costeño. Todas sus tortillas las hacen artesanalmente, y esto marca la diferencia. No tienes más que ver su aspecto.
Seguimos con unas Gambas al Ángel, acompañadas de tortillas de maíz, con tomate, cebolla, chile jalapeño y cilantro. Ojito con los sensibles al picante, que el chile jalapeño pega duro.
Y como último principal, un Solomillo de cerdo ibérico, con base de mole poblano (hecha a base de 32 especias, entre ellas cacao). Acompañados de frijoles charros, y para servirlo y hacerte tu propio taco, una buena variedad de tortillas en un cesto.
De postre, el Mousse de Mango y Mousse de Guanábana, una desconocida (por esta zona del mundo) fruta de la familia de la chirimoya. Son dos de las frutas tropicales más comunes en México. Y después de los sabores del mole y los picantes, no veas cómo entran.
Mientras reservábamos de nuevo nuestro ZITY (a escasos 40 metros del restaurante, como reyes), acabamos con un par de cafés Mixteco, de la zona de Puebla. Gran café como colofón a una comida que se queda en nuestra memoria gastronómica como una de las mejores experiencias en lo que a gastronomía mexicana se refiere. Pocos proyectos pueden presumir de llevar 25 años al pié del cañón. Entre Suspiro y Suspiro lo hace con orgullo, y con razones de sobra para pensar que le queda aún mucho recorrido a la familia Castañeda. Con un ticket de 45-50 euros, es una experiencia que todo amante de la auténtica cocina mexicana debería probar, ¡si es que aún no lo ha hecho!. Nosotros repetiremos en cuanto podamos.
Por si quieres seguir la pista a Entre Suspiro y Suspiro, aquí os dejamos su perfil de Instagram.
C/ Caños del Peral, 3.
Buenisima recomendacion!!!estuvimos este sábado y lo disfrutamos muchisimo,todo buenisimo y fueron amabilisimos.Repetimos seguro!!que rico!
Buenísimo el reportaje ! He estado ahí varias veces., veo que tienen muchos platos nuevos ., y que bonito Presentan los platos !!! Habrá que regresar ! Gracias por recordar este sitio !!
Gracias a ti Zenaida, por tu comentario.
Ya sabes, tienes que volver!
Completamente de acuerdo, es exquisito. Vamos muchísimas veces cuando queremos darnos un capricho mexicano. La comida siempre evolucionando nunca decepciona y siempre tienen algo fuera de carta que es súper sorprendente. Lo único en lo que difiero un poco es en el precio, nosotros solemos comer por menos 30-35€… habría que beber mucho para llegar al precio que comentan! De resto han clavado tal cual la experiencia que siempre solemos tener.
Gracias Mar, me alegro que os haya gustado.
Sobre el precio, ya sabes, todo depende de cuánto se te vaya la mano!
Un abrazo 😉
Yo he tenido ocasion de cenar varias veces en este restaurante y es maravilloso. Y completamente de acuerdo connlos cocktails. Una pasada.
Y es verdad que son tantas las cosas con las que te ves seducido que te quedas con ganas de mas. La decoración preciosa, la comida increible, sorprendente, exquisita, suculenta, y si no sabeis que pedir decidle vuestros gustos y dejaos asesorar. No os arrepentireis
Exacto Fernando, eso fue lo que hicimos, y Adrián lo clavó.
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo!