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Es el plato de la temporada otoño-invierno, aunque hay mucho fan que se atreve en temporada de calor aunque sude la gota gorda. En Madrid lo sirven en muchos restaurantes, pero ni que decir tiene que buenos, buenos de verdad no son todos; para nosotros, son 16 los sitios que tienes que conocer si quieres comerte un buen cocido. De la Villa de Vallecas al barrio de Recoletos, de las sillas de madera y el aire de otro tiempo a los salones de copa fina. Tómalo donde quieras, pero que sea en uno de estos 16 restaurantes de Madrid.

Casa Carola

Barra libre de cocido y con babero: todas estas palabras son literales, el concepto de Casa Carola es que te pongas hasta las cejas de cocido sin miedo a una mancha. Lo suyo es reservar el menú cocido, que abre boca con una copita de cava y una croqueta de cocido. A continuación, la sopa, sabrosa, con ese gusto a puntas de jamón. Después, una bandeja de garbanzos (gabrieles)  de Segovia, verduras, carnes de añojo y pollo, chorizo de sarta, morcilla casera, tocino ibérico, codillo de jamón y huesos de caña. Puedes repetir las veces que quieras, no hay más fin que tu apetito. Todo acompañado en cuencos aparte de cebollas, piparras, salsa de tomate con cominos y pan recién horneado y calentito. El menú incluye postres caseros, café o té y chupito de licor. Y también lo ponen para llevar o para que pidas desde casa y te des un homenaje.

C/ Padilla, 4.

Malacatín

Ya son cuatro las generaciones a cargo de este restaurante que puede alardear de poner un “completo” constantemente en sus reservas (ergo, reserva con tiempo). Malacatín es un clásico de Madrid, sus paredes pueden hablar de 120 años de historia de la ciudad. Y casi tantos sirviendo un cocido que le ha posicionado como sitio de referencia indiscutible en este castizo cuchareo. Los tres vuelcos los abre una sopa densa y sabrosísima, le siguen los garbanzos de Castilla con patatas y repollo y una bandeja de carnes típicas (morcillo, chorizo, morcilla…) y manitas de cerdo. Lo dicho, reserva con tiempo.

C/ Ruda, 5.

Casa Lhardy

Este es otro de los restaurantes clásicos de Madrid, esos que hay que visitar al menos una vez en la vida por ser parte de la historia de esta ciudad. Casa Lhardy abrió sus puertas en 1839 y en sus mesas se han sentado políticos, princesas, actores… Y todo aquel que quiera disfrutar de una cocina castiza que tiene el cocido como rey de la carta. Está considerado uno de los mejores cocidos de la capital. Se sirve en dos vuelcos: primero la sopa de fideos con picadillo de jamón y pollo y, después, garbanzos de pico pardal de Castilla y León, patata, zanahoria, repollo, carnes de puchero, tuétano de caña, bola, morcilla… Has venido aquí a ver cocidos, pero apunta para la siguiente visita probar los callos y la perdiz.

C/ San Jerónimo, 8.

 

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Cruz Blanca de Vallecas

Faltan dedos para contar la gente que no ha pisado nunca Vallecas hasta descubrir el cocido de La Cruz Blanca de Vallecas. Antonio Cosmen abrió este restaurante en 2005 y, sin duda, es uno de los mejores de Madrid, entre los primeros puestos de cualquier ránking que se precie. Tradicional, como toda su carta, con sopa sabrosa, garbanzos mantecosos, chorizo, morcilla, morcillo, berza, gallina, tuétano… Tiene todo lo que tiene que tener un buen cocido, y abundante. Pero no te preocupes, si no puedes con toda la parte sólida, te la envasan al vacío y te la llevas para repetir en casa o hacerte una ropa vieja.

C/ Carlos Martínez Álvarez, 58.

El Charolés

Hay que hacer una excursión para ir a El Charolés, pero se la merece. Situado en San Lorenzo de El Escorial desde 1977, este restaurante sirve el cocido de una manera muy particular. Primero, una patata gallega con chorizo de jamón mientras hacen la sopa. Después, un vuelco con la sopa desgrasada, otro vuelco con los garbanzos de Fuentesaúco con patatas gallegas y zanahoria; las berzas, los grelos salteados, alcachofas de Tudela, codillo, huesos de caña, costillares de ternera, morcillo de vaca, tocinos gallegos, relleno madrileño, gallina y ensalada de pamplinas (unos brotes verdes muy apreciados que crecen en las riberas de los ríos). Todo este despliegue lleva mucho tiempo y mucha dedicación, por eso solo lo hacen lunes, miércoles y viernes y para un número limitado de comensales, así que coge cita. Ah, y ojo a la carta de vinos.

C/ Floridablanca, 24. San Lorenzo de El Escorial.

La Gran Tasca

Abrió en 1942 y tiene una cocina de mojar pan; sin embargo, La Gran Tasca quizá no es tan conocida para los amantes del cocido. Pues spoiler, es excelente. Abre boca con las aceitunas Campo Real de aperitivo, o pide directamente una de sus deliciosas croquetas mientras esperas la sopa que desgrasan para que no sea tan pesada y puedas repetir todas las veces que quieras. A continuación, el segundo vuelco: garbanzos castellanos selectos, verduras frescas, morcilla y chorizo ahumado, ambos asturianos, tocino, costillas, codillo, morcillo de añojo, tuétano… Todos, ingredientes seleccionados.

C/ Santa Engracia, 161.

La Bola

Cuatro horas lleva a los cocineros de La Bola hacer cada cocido. Aquí se hace como siempre, en puchero de barro, a fuego lento y sobre carbón de encina. Así lo llevan haciendo 150 años y así seguirán, porque es lo que les ha situado en los primeros puestos de las listas de cocidos madrileños. Tiene lo que todos los cocidos con sus tres vuelcos, la particularidad es que lo sirven (y lo cocinan) en ollitas de barro individuales y que ese sabor de la sopa se lo da el chorizo. Reserva con tiempo, estar entre los mejores es lo que tiene. deja hueco para el postre, sus buñuelos de manzana lo merecen.

C/ Bola, 5.

Pancipelao

En su Vallecas natal, Tomás Gutiérrez quería servir el mejor cocido y, para más datos, cerca del afamado La Cruz Blanca de Vallecas. Se atrevió, abrió Pancipelao y ganó. El goteo de parroquianos es continuo, y quien no es de Vallecas acude para probar su cocido en tres vuelcos que comienza con una croqueta de pringá bien contundente. Sigue con la sopa, sabrosa y con un cuenquito de garbanzos para quien la quiere con más sustancia. A continuación, la bandeja de garbanzos con carnes (tuétano, morcillo, chorizo, morcilla, pollo, tocino), verduras (col, zanahorias), patata y pelluela (esa especie de albóndiga frita de pan rallado con huevo). Pancipelao es sencillo, con la apariencia de un restaurante humilde de antes; el despliegue está en la cuchara.

C/ Sierra de Alquife, 26 (Vallecas).

Taberna Pedraza

En la cocina de este restaurante está Carmen Carro, Académica de los Cocidos de España, y cocina uno que para la Guía Michelin es uno de los imprescindibles de la capital. Nos fiamos de todos estos reconocimientos, pero hacemos también caso a nuestro criterio y, efectivamente, el de Taberna Pedraza es un muy buen cocido. Se le conoce como “el cocido de Carmen” y elabora una receta tradicional pero con menos grasa, más saludable y menos pesado pero igualmente sabroso. Todos los ingredientes han sido seleccionados con mimo y se sirven en tres vuelcos con la croqueta de rigor para abrir boca.

C/ Recoletos, 4.

La Parrilla de Arganda

Todos los miércoles, La Parrilla de Arganda prepara cocido (ojo, si es para 6 personas o más tienes que encargarlo con tiempo), para que lo puedas disfrutar en el invernadero que tiene como salón este restaurante alejado del bullicio de Madrid centro. Dicen que su secreto es hacer uso de su cocina honesta, cocinar un buen fondo de verduras, utilizar productos frescos, prescindiendo de salazones y que así el cocido resulte sabroso y rico pero no pesado, para que apetezca repetir en otra ocasión. Se volcaron en crear este plato desde que abrieron el restaurante, con una oferta ampliamente castiza. Lo sirven en tres pasos, como suele hacerse y, sí, no resulta tan contundente.

Av. de Madrid, 47.

Treze

De la lista es el cocido menos ortodoxo. Quien conozca Treze ya sabe de la devoción de Saúl Sanz, su chef, por la caza. Pues también la incluye en el cocido. A la sopa, la verduras y los garbanzos le sigue el plato de carnes en el que, al clásico pollo y jamón que dan ese sabor auténtico al cocido, siguen piezas de caza como jarrete de jabalí, ciervo, perdiz y faisán. Añade así potencia y sabores muy de la época fría, por eso solo se puede disfrutar en otoño e invierno, durante la temporada de caza, y hasta marzo.

C/ General Pardiñas, 34.

Manolo 1934

Abrió en 1934 en Embajadores para cocinar callos, cocido… Platos muy de Madrid. Y casi 90 años después, el restaurante Manolo sigue elaborando esa misma cocina en la zona de Argüelles, donde guarda las formas y el ambiente de otro tiempo y, también, la manera de cocinar su cocido. Sopa, garbanzos, repollo, gallina, morcillo, morcilla, chorizo, tocino, codillo… Está disponible miércoles, sábados y domingos, de octubre a mayo. Y, atención, te lo llevan a casa si lo prefieres.

C/ Princesa, 83.

Los Galayos

Más de un siglo de existencia y salones llenos avalan a este restaurante de cocina tradicional y puramente castellana. Los Galayos cocina cocido madrileño todos los días del año, incluso con los 40 grados que azotan Madrid en verano, y sólo en almuerzos, porque a ver quién puede con esa cazuela de barro para cenar. Lo sirve en dos vuelcos: primero viene la sopa y luego una cazuela de barro con garbanzos, carne, verduras… Está en plena Plaza Mayor, una ubicación incomparable y también concurridísima, así que hay que reservar con tiempo.

C/ Botoneras, 5 – Plaza Mayor, 1.

 

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Taberna La Daniela

Un referente de la cocina madrileña y del cocido en particular. Tienen cuatro restaurantes: uno en Goya (lo abrieron hace más de 15 años), el de Cuchilleros (en pleno centro de Madrid), en la calle Medinaceli y cerca del Santiago Bernabeu. En todos sirven el mismo cocido en tres vuelcos que ha puesto en el radar a todo amante de los platos de cuchara, pero tenemos predilección la Taberna de la Daniela del barrio de los Austrias (el de Cuchilleros), es un planazo comer allí y dar un paseo por este barrio histórico de Madrid.

C/ General Pardiñas, 21.

Casa Pello

No es centenario, data de 1992, pero ya se ha hecho un hueco en la zona de Retiro gracias a su buen cocido. En tres vuelcos, como está mandado, sabroso y con gusto. Cuidado con la carta, este sitio también es un referente del tapeo y es fácil liarse en la barra con las croquetas, los pericos de Navarra o las tortillas de bacalao. En otra ocasión, ve a probar los platos más castizos y las carnes a la brasa.

C/ Alberto Alcocer, 49.

 

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La Cocina de Frente

Juanjo López (La Tasquita de Enfrente) es el chef del producto por excelencia en Madrid. Su cocina es elaborada y cuidadosa porque siempre quiere poner en valor la calidad del producto que utiliza, realzando sus sabores. Esta misma filosofía aplica al cocido de La Cocina de Frente, que evoluciona con las temporadas (consecuencia de prestar tanta atención al producto) y sirve en varios vuelcos: primero una croqueta de ropavieja, a continuación el caldo de toda la vida, una ropavieja de verduras con huevo frito, las carnes con el trío de tocinos y el tuétano con tartar de apio. Un cocido contemporáneo que hace solo por encargo con al menos 48 horas.

C/ Ibiza, 40.

Bonus track: el cocido diferente de GoXO

Si ya te has pasado el juego de cocidos madrileños o quieres algo totalmente diferente, es momento de hacer pedido a GoXO. Muchos lo conoceréis, un delivery de Dabiz Muñoz no iba a pasar desapercibido, y habréis arrasado con la lasaña Mumbai y otros clásicos del chef. El cocido (por fin) se ha convertido en otro de esos clásicos. Entró tímido a las casas (si es que Dabiz ha entrado tímido a algo) y ahora es un plato inamovible de la carta de GoXO por mucho que esta cambie. En un tupper vienen unos dumplings de gallina, dados de papa morada y hojitas de hierbabuena; en una botella, un caldo sabrosísimo, denso pero no graso, caliéntalo y vuélcalo sobre el plato de dumplings. A continuación, pon los garbanzos crujientes por encima. Textura, sabor, intensidad… Todo lo que es Dabiz Muñoz en un plato clásico reinventado. Solo delivery.

 

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16 restaurantes para tomar un buen cocido castizo no son pocos, pero queremos conocerlos todos. Seguro que tú, amante del cuchareo, conoces alguno más. Cuéntanos en los comentarios.

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María

Parece un topicazo pero puedo comer pizza en cantidades industriales, eso sí, de masa finita, que tampoco hay que abusar, y sin piña. Me entusiasma el café de especialidad y la tortilla de patata con cebolla y sin cuajar (no es negociable). Ojalá tuviera el metabolismo fantástico de David, pero a mí me hace pagar eso de comer como un pozo sin fondo, aun así lo hago y solo por vosotros, queridos.

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