Siempre que hacemos la recomendación de un nuevo proyecto gastronómico os decimos que «descubrimos» un nuevo local en Madrid, pero hay ocasiones en que son los locales los que se nos descubren a nosotros. Os contamos esto porque igual que nos gusta encontrarnos con restaurantes de reciente creación, modernos y frescos, también hay locales de esos que decimos «de toda la vida«, más clásicos, que han pasado desapercibidos a nuestros ojos (¡error!), y que llevan años satisfaciendo a sus clientes prácticamente sin altibajos.
Nosotros hemos tenido la suerte de que uno de esos locales nos ha encontrado y se nos ha descubierto de arriba hasta abajo, mostrándonos todo lo que son y dejándonos más que satisfechos, hoy os presentamos El Inti de Oro.
El Inti de Oro es uno de los restaurantes peruanos más veteranos de la capital. Su dueño, León Carrillo (Manchego «de pro») lo abrió hace más de 20 años, con la experiencia bajo el brazo de haber trabajado en 1974 «El Inca«, el primer restaurante de comida peruana de España.
El local es auténtico, la idea es que cuanto entres por la puerta te traslades directamente a Perú: paredes pintadas con paisajes peruanos, decoraciones típicas, mesas con muestras de productos tradicionales, cartelería peruana, música andina muy agradable, etc…
Para comer en «El Inti» puedes ir a la carta, además tienen un menú muy completo por 24 Euros, entre semana tienen un plato del día + bebida + postre ó café por 8’50 (interesante, ¿verdad?) e incluso tienen un servicio Take Away. Cuando llegamos, León ya habia pensado en algunos platos que podían interesarnos, y que se salían un poco de los más habituales, así que nos pusimos en sus manos.
Comenzamos con un Pisco sour, un coctel peruano clásico hecho con Pisco, una bebida alcohólica de perú, clara de huevo, limón y…algún ingrediente más, nos encanta comenzar así siempre que vamos a comer a un peruano. Por cierto, a partir de este momento también nos atendió uno de sus camareros, Germán Cubas, un fenómeno que nos trató de lujo y nos explicó un montón de detalles sobre la cultura peruana.
El primer plato fue un Cebiche mixto con pescado marinado al limón, langostinos, pulpo, rocoto (para darle un punto picante), cilantro, jengibre, apio, y otras especias. Es el plato estrella de la casa y, a estas alturas que ya hemos probado unos cuantos, os podemos decir que es un ceviche muy rico, porque no está demasiado ácido y puede ser apto para que, incluso aquellos a quienes no les gustan los platos fuertes, lo prueben.
¡Ah! Y una cosa MUY importante. ¿Veis esa verdura naranja en la foto? Pues bien, es Camote asado (boniato), y os prometemos que es un acompañamiento PERFECTO que nunca nos habían servido con un ceviche: en un mismo bocado, el sabor ácido y «alimonado» del ceviche con un poquito de camote era un maridaje muy especial. Nos encantó.
Con el ceviche, unas copas de vino blanco, un Orden Tercera, Rueda Verdejo 2013, con toques cítricos, perfecto para el pescado que nos estábamos tomando.
El segundo plato fue un Cebiche frito, que no habíamos probado nunca. Se trata de una especie de croquetas de cebiche que previamente han triturado y luego han rebozado con harina de pescado. Nos pareció un plato muy original, el rebozado no tenía no rastro de aceite (perfecto), estaban compactadas y sabrosas, por debajo tenía un poco de camote dulce, y encima un toque de mayonesa, con lo cual… imaginaos la combinación de sabores ácido del ceviche, dulces y salados… algo especial y muy equilibrado. Otro plato rico, que acabó siendo el favorito de David.
A continuación vinieron unos Tequeños, rebozado wantán (chino) de pollo, champiñón y queso, con una especie de salsa rosa… pero mucho más rica y picante. Podríamos decir que los tequeños son como una mezcla entre flamenquines y croquetas… pero otro rollo. De nuevo, otro plato rico, sabroso, con un rebozado crujuente y, como a nosotros nos gusta, para mojar en salsa.
Después, Germán nos trajo Antichuchos de carne de buey, condimentada con vinagreta de ajo y aceite, y huacatay. Los anticuchos en perú no son otra cosa que pinchos de todo tipo de carne. En el momento de escribir estas líneas, recuerdo aquellos pinchos y estoy salivando, literalmente… ¡¡qué anticuchos!! La carne estaba sabrosísima, hecha en parrilla, con un intenso sabor ahumado, tierna, especiada pero nada fuerte. Sin duda, este fue mi plato preferido, y me atrevería a decir que una de las carnes que más ricas que he probado en mucho tiempo.
¡Por cierto! A estas alturas cambiamos de vino blanco a uno tinto, un Hesvera Ribera de Duero, ligero, muy oloroso y con toques afrutados, fácil de beber.
El listón estaba bien alto, pero aún nos quedaban platos por probar. El quinto fue Pollo Chi Jau Kay, un plato Chifa que es pollo de corral bañado en salsa de ostión (salsa de ostras), cebolla china y semillas de ajonjolí tostadas, acompañado de arroz blanco. La parte exterior del pollo estaba crujiente, y por dentro super sabroso, tierno y especiado, incluso con toques a frutos secos. Y de acompañamiento, un poco de arroz blanco que está buenísimo cuando lo empapas en la salsa del pollo.
Y llegamos finalmente a los postres, el primero era una Tarta de limón, con base de galleta, crema de limón y merengue. Esta tarta era cremosidad total, con un sabor a limón suave y cuidado de las que, conforme la vas acabando, coges cada vez trozos más pequeñitos para que te dure más.
El otro postre fue un Helado de Lúcuma, una fruta muy típica de perú, con un sabor extraño y completamente diferente. Cuando nos lo sirvió, Germán nos dijo que lo saboreáramos bien, y le dijésemos a qué nos sabía la fruta, porque a cada persona le sabe de una manera. Nosotros le encontramos un sabor marcado a café, otras personas le han encontrado toques de chocolate…curioso, cuando sólo lleva fruta natural. El caso es que este helado fue todo un descubrimiento.
Antes de acabar, León nos invitó a un Mosto verde típico peruano de 40º que estaba bastante fuerte, pero…¿quién se niega a un chupito después de cenar?
Terminamos de cenar muy contentos, nos pareció un peruano distinto, con platos que no habíamos probado en ninguno de los otros peruanos que hemos visitado, originales y, sin duda, todos de un nivel excelente. El trato de León y su equipo fue muy bueno, y quisimos hacerles una foto para el recuerdo: (de izda. a dcha.) Julio (cocinero), Leslie, León Carrillo, Germán (los tres en la sala) y Zulema (en cocina con los platos fríos).
El precio medio por comer de carta, como hicimos nosotros, está por 30 Euros, aunque como os hemos dicho antes, los menús que ofrecen son también muy interesantes. Nosotros os recomendamos que cuando vayáis, lo hagáis dispuestos a darlo todo, porque disfrutaréis a tope de su cocina.
Os dejamos con su Facebook, su Twitter, su Web y sus datos para que no los perdáis de vista:
Ventura de la Vega, 12, y Amor de Dios, 9
915917761
PD: cuando vayáis a El inti de oro y os atiendan Germán o León, decidles que los habéis conocido por nuestra web, ellos también son morrosfinos de pro, y os tratarán de lujo.