La verdad es que todas las semanas nos exprimimos mucho el coco dándole vueltas a dónde ir, para después, como todos los lunes, poder publicar nuestra recomendación de la semana.
Cuando la semana pasada nos propusieron participar en una cena clandestina, en Manzana Mahou 330 (Palacio de Santa Bárbara, calle Hortaleza, 87), con Rodrigo de la Calle a los mandos, no lo dudamos ni un instante. Queríamos conocerle y catar su propuesta para aquella cena tan particular a la que nos estaban convocando.
Llegamos a la zona de Alonso Martínez un poco antes, con la intención de conocer el espacio, y la verdad es que es una pasada.
La terraza nos gustó mucho, aunque para nuestro gusto a esa hora (20.30) estaba demasiado llena, la galería de arte Art 3, y un PopUp de Kiki Market para este verano, una tienda muy interesante de productos 100% ecológicos, ¡tenéis que conocerla!.
Después de tomarnos una Mahou en la barra y darnos una vuelta por el palacio, nos condujeron a una sala secreta, a la que tuvimos que acceder entrando por lo que aparentemente era un armario, sí, como suena, entrando en un armario…
Al cruzar la puerta del armario accedimos a una sala privada, decorada con muy buen gusto por cierto, con una mesa en medio, donde iba a tener lugar la cena.
Rodrigo ya estaba por allí, y nos explico que la cena iba a consistir en una serie de platos tradicionales de la cocina española, pero con su toque personal.
El reto se puso incluso más interesante cuando nos contó que allí no tenía fogones, por lo que todo lo que íbamos a cenar estaba preparado con anterioridad, a falta de explicar, calentar y emplatar básicamente.
La propuesta ya de por sí sonaba muy interesante, y además la idea era maridar los platos con varios tipos de cerveza Mahou… estábamos deseando ponernos en manos de Rodrigo y de su compañero para esta ocasión, su amigo Jesús Segura.
Y así fue, comenzamos con un primer plato, que era una Tortilla española hecha con patatas de su propia huerta, esponjosa, con una salsa brava de pimiento rojo, que le daba un toque de sabor y frescura que nos gustó mucho, unos cuantos enokis (setas de cultivo), y unos germinados (brotes de nabo).
El segundo plato era su versión de las típicas Gambas al ajillo, y vaya versión se cascó el señor Rodrigo… se trataban de unas gambas hechas en ceviche con espuma de ajo negro (que le aportaba un toque como de sabor a regaliz), con caviar de trucha, unas hojitas de cilantro, también de su huerta, un jalapeño, cherry amarillo y cherri bombilla… los toques a limón, lima y pimienta, junto con el sabor a mar del caviar, y los cherrys… un espectáculo. A mi personalmente fue el plato que más me gustó de la velada.
Con el tercero, nos planteó unas Migas y callos, donde los callos en vez de ser tripas, estaban hechos con cortezas, y donde las migas eran de pan de hogaza ecológico. Para rematar, en la parte superior coronaba el plato una fina loncha de lomo de Orza, una bomba de sabor, pero realmente nada pesado.
No podía faltar el famoso Cocido… pero con varias particularidades que lo hacían único. Los garbanzos eran pedrosillanos, además tenía unos cuantos germinados de garbanzos, y el caldo (que nos pidió que oliéramos antes de servirlo) a pesar de que parecía un auténtico caldo hecho con carne, se trataba de un caldo vegetal, hecho con puerro, apio, zanahoria, nabo y tamari… y finalmente reducido para que tuviera una textura más espesa. El caldo era, robándole la expresión al propio Rodrigo, «para echárselo por encima», una pasada de sabor.
Y para terminar, nos propuso su versión de las Rosquillas, en este caso el dulce eran Babàs, con una cantidad de harina mínima y más contenido a base de grasa, donde lo que es el bizcocho había absorbido un almíbar a base de ron y azúcar moreno. Tenía también un cremoso de chocolate, y además ruibarbo y tajete, un tipo de clavel con un olor a albaricoque muy curioso. El resultado, un postre redondo.
Además, para suma del disfrute de los asistentes a la cena, entre plato y plato, Rodrigo quiso compartir con nosotros sus conocimientos sobre el mundo de la cocina en general, y del vegetal en particular, lo que sin duda hizo que la cena se convirtiera en una cena muy especial, que entre tanto estaba llegando ya a su fin.
El caso es que salimos de allí felices, por haber conocido el espacio Manzana Mahou, del que todos hablan este verano, que estará operativo hasta el 30 de Septiembre, y que os recomendamos sin duda para que vayáis a tomar una cerveza con algo de picoteo (y mejor a horas “no punta”), y por haber podido compartir una cena tan original y divertida con estos grandes chefs.
Por cierto, que sepáis que estuvimos intentando que Rodrigo nos diera alguna pista sobre cuál será su siguiente destino, pero a pesar de que nos dijo que ya tiene algunas cosas en mente, no nos quiso desvelar información. Sea donde sea, le seguiremos muy de cerca. ¡Mucha suerte Rodrigo!
Siempre me ponéis los dientes largos pero lo que siento hoy es una envidia muy difícil de clasificar… ¡¡¡Guauuuu! Es genial!
Espero que podamos disfrutar de un nuevo proyecto de Rodrigo de La Calle pronto… Mientras tanto, sólo elegidos como vosotros tendréis ese regalo 🙂
Un besazo!!