Cada botella de vino esconde una historia. Cada uva, cada viñedo requiere paciencia, mimo, tiempo… y lo mismo ocurre en el interior de cada bodega.
Los años son bienvenidos en las bodegas españolas y no sólo por su vino, sino porque la Historia también es protagonista. Aquí van algunos espacios secretos, únicos y ocultos: los cementerios del vino donde descansan los tesoros.
Cuenta la leyenda que en 1979 los descendientes de los hermanos Real de Asúa firmaron un pacto en el cementerio del vino de esta bodega centenaria: guardarían las botellas de las añadas más importantes tras una verja cerrada e inaccesible. La llave fue lanzada al río y sólo podría volver a abrirse en 2017 siempre y cuando los firmantes del pacto se volvían a reunir… algo claro está, imposible. En el cementerio de CVNE descansan al menos 80.000 botellas: un espacio único y subterráneo al que rara vez se puede acceder.
No se pierdan la sala diseñada en 1909 por el estudio de Gustave Eiffel con las 400 barricas del vino Imperial, considerado el mejor del mundo en 2013 o las exposiciones de escultura de cada año.
Casi 400.000 botellas de cava envejecen en esta bodega catalana. Esta Masía del Celdoni de Forès se remonta al año 1781 y es en 1991 cuando se funda la bodega en este espacio que consta de un corral exterior y nuevas salas modernizadas en 2004. Tres metros de tierra y un metro y medio de cemento separan los dos niveles de galerías subterráneas del viñedo exterior.
El cementerio no está abierto al público así que hay que conformarse con una fotografía o una visita virtual. Mientras tanto, las visitas a la bodega son gratuitas -previa reserva- de lunes a viernes y fines de semana sólo por las mañanas. Un Tinto Trepat o un Cava Brut Nature nos esperan…
Liderada por Mariano García, maestro del vino en España, esta bodega se fundó en 1978 en Tudela de Duero, Valladolid tras adquirir 4 hectáreas. Su cementerio, que no es está abierto al público, data del s.XVII, una bodega abovedada en la que guardan de 6 a 200 botellas por añada de cada uno de sus vinos: Mauro, VS y Terreus. Este vino no se vende al público, salvo algunas excepciones o eventos especiales.
Esta bodega está situada en Colmenar de la Oreja en Madrid. Su fundador Florentino Mingo mantuvo el carácter especial de esta bodega: sus cuevas excavadas a 12 metros de profundidad generan un ambiente ideal de humedad y temperatura -siempre a 12ºC- para los vinos espumosos. Desde 1956 guardan en tan singular espacio una botella de cada variedad y añada. Organizan catas y degustaciones.
Vino e Historia se unen en la Bodega Real Cortijo de Carlos III situada cerca de Aranjuez. Mandada construir por el rey, es un lugar único por su jardín francés del s. XVIII y sobre todo por sus galerías subterráneas de 385 metros de longitud, con una sala abovedada de 1792, año de su fundación. Además en la cueva de crianza, hay 2 tinajas, una para el rey y otra para la reina. Organizan todo tipo de eventos.
Dos millones de botellas de cava descansan en las naves subterráneas de esta bodega de Conca de Barberá. Los orígenes se remontan a los años cincuenta y no es hasta 1984 cuando comienzan con la elaboración de vinos y cavas. La luminosidad se encuentra en la nave modernista diseñada por Pere Domenech i Roura en 1914, una auténtica catedral del vino.
Otra bodega centenaria situada en Haro, la Bodega López de Heredia guarda en sus muros cien años de historia. En su cementerio, que por desgracia no es visitable por el público, hay botellas desde 1883, botellas pertenecientes a viñedos desparecidos.
Más allá de su secretos subterráneos, esta bodega es un ejemplo fantástico de arquitectura con edificios que imitan casitas francesas o el proyecto de la arquitecta recientemente fallecida, Zaha Hadid.
Una pasada estos cementerios del vino, ¿verdad? Si te ha gustado este post, ya sabes, compártelo con esos #winelovers y con tu gente #conelmorrofino… ¡Mil gracias!.
Estimada Sandra:
Esta es la historia del Cementerio en nuestra bodega:
El Cementerio:
Vinacoteca familiar creada por el hijo del fundador, Don Rafael López de Heredia y Aransáez, y bautizada por los propios operarios de la empresa en 1941 —por primera vez en La Rioja— con el nombre de «El Cementerio» en razón de la peculiar disposición de sus nichos.
El cementerio de Bodegas López de Heredia Viña Tondonia
Tan imitado ha sido este lugar por profesionales y aficionados que su uso ha llegado a enriquecer el vocabulario vinícola hasta tal punto de resultar corriente decir, con orgullo, al ilusionado enófilo: «…en mi cementerio, yo poseo tantas botellas de tales y cuales marcas y cosechas…»
Hoy día en el cementerio siguen descansando botellas de la cosecha de 1883. Botellas de colección de marcas desaparecidas como Viña Zaconia, Viña Medokkia o Vendimia Especial, tanto blancos como tintos. La familia ha decidido restringir su entrada al público para preservar estas joyas cuyo valor enológico, histórico y afectivo se va incrementando con el paso del tiempo.
Avda. de Vizcaya, 3. 26200 Haro. La Rioja. Teléfono: 941.310.244. Fax: 941.310.788. E-mail: bodega@lopezdeheredia.com | Aviso Legal | Mapa web | © Bodegas R. López de Heredia Viña Tondonia, S.A. 2016
El nombre lo pusieron los trabajadores debido a la forma de los nichos, parecida a nichos de Cementerio, en que se guardaban los vinos. Por otro lado esta forma ya se puede encontrar en otras bodegas de Francia e incluso en la famosa bodega Massandra, en Crimea. A mi abuelo no le gustaba en absoluto el nombre de Cementerio pues no se trataba de ningún Cementerio de vinos. Los vinos nunca mueren, como las personas, sino se transforman bien en vinagre o en jerez, con el paso del tiempo o se avinagran o se ajerezan pero no mueren nunca. Por tanto el nombre de Cementerio es, sin duda, muy metafórico.
Gracias por pensar en nosotros para este artículo.
De por si, a mi me encanta el vino y todo lo relacionado con este gran mundo. Es por eso que me llevo a llenarme de curiosidad y una gran expectativa con tan solo leer su titulo.
Y bueno, lo cumplió.
Es realmente fascinante saber que existen estas bodegas con vinos extraordinarios y únicos que solo aguardan en silencio bajo el polvo para ser, algún día, el centro de una explosión sensorial para aquellos que tengan la fortuna de probarlos y conocer la historia que hay detrás ellos.
Exacto Sebastián, lo has descrito a la perfección.
Habrá que pegarse una escapada para desempolvar alguna de estas maravillas, ¡digo yo!
Gracias por tu comentario, y por leernos.
Un abrazo.
Hola Sandra,
Muchísimas gracias por incluir nuestras bodegas en tu artículo que nos parece magnífico.
La verdad es que todas las bodegas encierran en su interior mucho más que vinos, guardan muchas historias y recuerdos, que es una de las partes más bonita de descubrir al visitar una bodega de vinos artesanales y tradicional.
Un saludo y enhorabuena.
Muchas gracias, ha sido un placer.
Ahora solo nos queda visitar esas maravillosas cuevas!